Uno de mis debates favoritos es el de "lo que se ve por las ventanas de las casas". Tomemos un edificio bonito y uno feo que están uno enfrente del otro. ¿Dónde mola más vivir? ¿En el edificio guay, aunque por las ventanas se vea el adefesio de enfrente? ¿O en el edificio feo, desde donde se ve la bonita fachada de los vecinos? Yo prefiero la segunda opción, tener una buena vista desde un edificio feo. Nuestro edificio en Berlín estaba hecho un desastre y el vecindario dejaba bastante que desear. Pero cuando te asomabas a la ventana veías árboles y cielo, y a veces hasta el tren de la línea circular, a puntito de llegar a Ostkreuz, que pasaba dejando reflejos por detrás de las hojas. Qué recuerdos. Yo me sentaba en esta misma ventana todas las tardes con la libreta de vocabulario y el firme propósito de memorizar palabras nuevas. Colocaba los pies descalzos sobre el alféizar y aprendía cosas como que gemütlich significa estar súper a gusto o que los Hausaufgaben son los deberes. Pero casi siempre se me iba la cabeza mirando la calle, ese pedazo de cielo berlinés que se volvía tormentoso en un santiamén, que olía a verano, a bicicletas y a barbacoa, a vacaciones y a desempleo. ¿Y los de enfrente, qué veían los de las buhardillas y los balcones de enfrente? Sólo a mi, un español vago, feo y perezoso que repetía palabras durante cinco minutos justo antes de quedarse dormido... delante de su ventana.
15 marzo, 2010
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2 comentarios:
Berlin is the place for me!
jeje, como mola esta entrada Rfa!
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