28 octubre, 2010

No somos nadie (XIV). La noche de los tiempos y la trágica veleidad del mito.

Querido Antonio: Hace años le regalé a todos mis amigos El Jinete Polaco y ahora opino que tu última novela, La noche de los tiempos, es una castaña. Se nota demasiado que la terminaste en la hora de la siesta, mientras veías Amar en tiempos revueltos. Además, emplear 800 páginas en contar un romance así de previsible es tomarte el tiempo de tus lectores a pitorreo. Pero descuida, que no es de eso de lo que quiero hablarte. Si has seguido esta serie sabrás que últimamente sólo me interesa reflexionar sobre lo fácil que es dejar de ser algo; en tu caso, mi escritor favorito. Qué veleidosa es la admiración, ¿verdad? Sigo devorando tus artículos de Babelia con regocijo, pero La Noche de los tiempos me quitó las ganas de leer otra novela tuya. Así de simple. Menuda putada, Antonio, tener que estar a la altura de tu propia obra. Y menuda putada también para mí, que necesito ídolos. Esto confirma mis sospechas: que cualquier mitomanía está infundada por definición. El más listo, el más molón, el más moderno, el más avispado, da igual; todos podéis dejar de serlo si se os observa más de cerca o durante más tiempo. Todos podéis volver a ser nadie otra vez. O peor, menos que nadie: porque lo que una vez se admiró y luego se dejó de admirar casi siempre se acaba mirando por encima del hombro. Espero que no te lo tomes a personal. En el fondo, conservo la esperanza de que nos reconciliemos.

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25 octubre, 2010

No somos nadie (XIII). Dave, Nick y Mat.

Ser o no ser alguien, qué gran asunto. A veces la distancia entre un extremo y el otro de la existencia es maravillosamente caprichosa. Dave, Nick y Mat lo saben muy bien. Hace once años, estos tres mindundis estaban de pedo en un bar de Londres y vieron a un tipo que podría ser alguien. De hecho, pensaron que podría ser un futbolista. Un futbolista famoso: Dennis Wilson. Borrachos como cubas, se pasaron un buen rato mirándole y debatiendo entre la posibilidad de que fuese o no fuese. Y finalmente decidieron preguntarle. "Disculpe, ¿es usted Dennis Wilson?". El otro negó con la cabeza: no, no lo era. No era nadie. O más bien sí, era alguien, pero no ese alguien que ellos pensaban que era. "Soy Damien Hirst", les dijo. "¿Damien Hirst?", contestaron ellos, "¿y ese quién es?". "Un artista". Tanto Dave como Nick y Mat eran bastante legos en arte contemporáneo, y por eso se tomaron al desconocido por un paria. Más chulos que un ocho, le retaron a que les hiciese un retrato. Y el tal Damien Hirst les dibujó con caras de idiotas. Un boceto lamentable, sin duda, producto de la borrachera. Pero eso no es importante ahora. Lo fascinante de la historia es que Damien añadió un detalle prodigioso: sus nombres. Dave, Nick y Mat. Con este sencillo gesto les otorgó el don la existencia: once años después, los tres aparecieron en todos los medios porque el garabato en cuestión salía a subasta. Se ha vendido por 300 euros: una nimiedad comparado con el milagro de haber pasado a ser alguien.

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17 octubre, 2010

No somos nadie (XII). La pasión española y el cuarto de baño.

It's all about passion. Todo es pasión. Así se presenta la nueva línea de papel higiénico de Renova. Un revolucionario papel cuyo principal atractivo parece ser que "ya ha gozado de una vida anterior". O sea: un papel higiénico que, de tan bien como se lo pasaba en su existencia previa, ha decidido reencarnarse para repetir. Sólo con eso ya se han ganado el sueldo los publicistas que tratan de vendernos el producto. Pero donde de verdad tocan la campana es con el asunto de la pasión. Pasión latina, se supone, porque el nombre oficial del papel en cuestión no podía ser más español: Renova Olé. ¿Olé? Sí, olé. El olé que se quedó huérfano cuando prohibieron las corridas de toros en Cataluña ya ha encontrado una nueva plaza donde ser coreado. Ahora, en la intimidad acuclillada de medio planeta, un único grito celebra la higiene: ¡Olé! ¡Olé! ¡Olé! Con tilde y todo. Se me ponen los pelos de punta. Al lado de esto, la gesta mundialista de la Roja se queda en nada. Nunca lo español llegó tan lejos, nunca nuestra pasión ibérica se dejó sentir de manera tan grata por el resto del planeta. Gracias a "Renova Olé" podemos estar orgullosos de ser españoles. ¿No somos nadie? Sí, sí somos: somos papel higiénico reciclado.

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