18 diciembre, 2008

Il Divo.

En la facultad me inculcaron un prejuicio que no he podido quitarme de encima: que los planos secuencia molan. Sé que es mentira, que el virtuosismo no debería confundirse con la calidad, pero aun así pico y dejo que se me caiga la baba cuando directores como Paolo Sorrentino planifican secuencias complicadísimas en cintas como Il Divo. Montar una cámara en una grúa y conseguir que se mueva como una bailarina por un decorado lleno de actores cuyos diálogos, miradas y movimientos forman parte de una coreografía sutilísima es, cuanto menos, admirable. Y lo mismo pasa cuando consigues que dos actores suelten sendos monólogos, uno detrás del otro, sin que nadie grite corten. Aunque sólo sea por la de veces que tienen que haberlo ensayado. En este sentido, Il Divo ha satisfecho de sobra mi cinefilia tontorrona, esa parte de mí que disfruta quedándose con la boca abierta delante de la pantalla. Para saber cómo ha complacido al intelectual sensible y refinado que también llevo dentro, entonces hay que ir a Sindrogámico.

Leer Más

16 diciembre, 2008

Arte en Murcia (y II). La Dama de Murcia.

Manolo Valdés es un escultor que gusta a todo el mundo. Sus cabezas monumentales dan vueltas por las ciudades más turísticas y complacen a públicos poco exigentes, propensos al paseo dominical y a la foto compulsiva. Por eso sorprende que la única escultura suya que hay en Murcia sea casi unánimemente despreciada. Si buscas "La Dama de Murcia" en Google sólo te salen cosas feas. Y, ciertamente, la pobre señora es poco agraciada. Para empezar tiene un nombre pretencioso, "La Dama de Murcia", porque fuerza el paralelismo con otra dama, la de Elche, mucho más tocada por el prestigio popular. La pieza original de Manolo Valdés se llama Lydia, pero alguien debió de pensar que era indigno para los murcianos que en pleno centro hubiese una escultura de nombre tan corriente; una pieza que, encima, tiene copias por ahí. Y le pusieron el rimbombante título de Dama de Murcia. Desde el punto de vista estético, la cabeza es también una de las menos llamativas que ha hecho Valdés, no tiene sombrero ni aparatosos remates. Hasta aquí, pasable. Pero lo más obsceno de esta escultura es que está situada sobre una placa que pone: "A la ciudad de Murcia. Regalo de Polaris World". Como idealista que soy, no me gusta que el arte sea moneda de cambio para comprar ciudades.

Leer Más

11 diciembre, 2008

Arte en Murcia (I). El Espejo Islámico de Anish Kapoor.

Anish Kapoor es uno de los mejores escultores del mundo. Suya es la lenteja brillante del Millenium Park de Chicago. Suyo será el memorial que los británicos levanten en Nueva York para recordar a sus muertos del 11-S. Y suyo es el Islamic Mirror que se puede ver en Murcia este invierno: un espejo redondo, hecho de espejos pequeñitos, donde lo mismo te ves grande que te ves chiquitín. Cuando yo fui a verlo al Convento de Santa Clara, me acordé de una película de ciencia ficción de los años 50, El increíble hombre menguante, cuyo monólogo final está entre mis favoritos de todos los tiempos. Podría intentar explicar en qué consiste Islamic Mirror, pero como estoy un poco vago prefiero copiar el monólogo de El increíble hombre menguante. Las últimas palabras de un hombre condenado a ser microscópico explican la escultura murciana de Anish Kapoor mejor que las de cualquier crítico erudito. Para comprobarlo, sólo hay que pinchar en "leer más".

"Seguía menguando, y me iba a convertir... ¿en qué? ¿Lo infinitesimal? ¿Qué era yo? ¿Todavía un ser humano? ¿O era el hombre del futuro? Si hubiese otro escape de radiación, otras nubes cruzando océanos y continentes, ¿habría otros seres que me siguiesen a este nuevo y vasto nuevo mundo? Tan cerca: lo infinitesimal y lo infinito. De pronto supe que en realidad eran los dos extremos del mismo concepto. Lo increíblemente pequeño y lo increíblemente grande acaban encontrándose, como si se cerrase un círculo gigantesco. Miré hacia arriba, como si de alguna manera pudiese agarrarme al cielo. El universo, mundos innumerables, el tapiz plateado de Dios extendido sobre la noche. Y en ese momento, supe la respuesta al acertijo de lo infinito. Había pensado sólo en términos de la dimensión finita del propio hombre. Había subestimado a la naturaleza, creyendo que la existencia empieza y termina en una concepción humana, no universal. Y sentí cómo mi cuerpo encogía, se derretía, se convertía en nada. Mis miedos desaparecieron. Y en lugar de ello, sentí aceptación. Toda esta vasta majestad de la creación tenía que significar algo. Y yo también significaba algo. Sí, más pequeño que lo más pequeño, yo también significaba algo. Para Dios no hay cero. ¡Yo también existo!"
Artículos relacionados: toda la serie de La parte y el todo: I, II y III.

Leer Más

09 diciembre, 2008

La autobiografía de Alice B. Toklas


I am a pretty good housekeeper and a pretty good gardener and a pretty good needlewoman and a pretty good secretary and a pretty good editor and a pretty good vet for dogs and Ihave to do them all at once and I found it difficult to add bein a pretty good author.
About six weeks ago Gertrude Stein said, it does not look to me as if you were going to write that autobiography. You know what I am going to do. I am going to write it for you. I am going to write it as simply as Defoe did the autobiography of Robinson Crusoe. And she has and this is it.


Así termina La autobiografía de Alice B. Toklas, de Gertrude Stein. Y no podía terminar de otra forma que con un más difícil todavía, este juego constante de autoría que propone la supuesta autobiografía de la compañera de la famosa escritora norteamericana y amiga de artistas y amante del arte Gertrude Stein, que realmente está escrita por ella misma y no por la supuestamente autiobiografiada y que sabes qué encima sólo habla de sí misma. Entonces es la autobiografía de Alice B. Toklas que en realidad no es otra cosa que la autobiografía de Gertrude Stein que en realidad lo que quiere es hablar de todos los artistas que conoció entre ellos Picasso y Matisse pero muchos más pero en realidad trata de hacer un repaso a su propia bibliografía y hablarnos de sus obsesiones como escritora por ejemplo las frases, y digo las frases no las palabras porque las frases son entes completos y vivos no las palabras. Y todo escrito así con un intento de crear un nuevo canon literario que en realidad consiste en repudiar todo canon; una deconstrucción de la literatura para luego reconstruirla diferente cada vez algo así como hace su propio amigo Picasso con el cubismo pero igual con las frases. Atreveos.

Leer Más