12 marzo, 2007

La parte o el todo (I). Chuck Close.

En la exposición de Chuck Close del Reina Sofía se pueden hacer dos cosas: disfrutar como un crío o disfrutar como un viejo sabio. El pintor americano de las caras gigantes ofrece todas esas posibilidades. Por un lado, sus obras son asombrosas: tan grandes y tan bien pintadas que es imposible no quedarse flipado. La monumentalidad y el virtuosismo siempre son valores seguros, ¿no? Pero… ¿qué pasa los viejos sabios? ¿Qué ocurre con todos esos intelectuales que se rascan la barbilla y fruncen el entrecejo cuando están en un museo, los que no pueden resistir la tentación de ir más allá? Esos también pueden frotarse las manos. A partir de una fórmula tan simple como pintar retratos de tres metros, Chuck Close plantea una reflexión interesante: ¿qué es más importante en una obra, el todo o las partes? Las caras de Close sólo son caras cuando las miramos de lejos. Si nos acercamos a ellas perdemos la perspectiva general y nos encontramos con un cuadro abstracto. O con muchos. A partir de este planteamiento, lo que Close pinta son retratos formados a partir de pinturas abstractas. Y la pregunta, claro, está cantada: ¿qué es más importante al final? ¿El todo? ¿Las partes? Probablemente no haya respuesta, pero sólo eso basta para que los sabios se vayan de la exposición sonriendo como niños.

Para tener una idea más gráfica sobre todo este asunto hay que pinchar en "leer más".











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