Empecé a escribir esta serie cuando empecé a leer la última novela de Javier Marías, Tu rostro mañana, así que es justo que la termine ahora, cuando ya he acabado con el libro. Tu rostro mañana es una novela que empieza con la frase "no debería contar uno nunca nada" y que acaba 1328 páginas más tarde. Una novela protagonizada por espías filósofos que reflexionan sobre retratos, sobre la impresión que uno causa en los demás. ¿Podría un observador sagaz entender cómo somos, conocernos más aun de lo que nos conocemos nosotros mismos, sin intercambiar una sola palabra con nosotros? Las 1328 páginas de la novela dan de sobra para que Javier Marías sugiera muchos niveles de lectura a partir de este planteamiento, pero yo me quedo con dos. El primero es el que he intentado desarrollar en esta serie: el retrato como expresión visual de una persona. Cómo se construye, qué implica, lo que se enseña y lo que se oculta, ya sean tipos, ciudades o países, (o yo mismo), con secretos o polémicas, en foto, cómic o cine, blanco y negro o color, da igual. El retrato como la única forma de ser, de existir, de ser interpretado por los demás. Pero hay otro nivel de lectura que también me obsesiona, el que tiene que ver con las letras y el afán por explicar, por verbalizar. "No debería contar uno nunca nada", insiste Javier Marías. ¿Merece la pena hablar, interpretar, escribir un blog? Al leer Tu rostro mañana se tiene la impresión de que no, que todo es inútil, que luego no queda nada de este esfuerzo: "sólo soy como nieve sobre los hombros, resbaladiza y mansa, y la nieve siempre para".
03 marzo, 2010
Con un seis y un cuatro (y XX). Tu rostro mañana.
Publicado por Rfa. a las 7:00
Etiquetas: Con un seis y un cuatro, literatura
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1 comentario:
¡Enhorabuena por la serie!
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