02 febrero, 2010

Cuarta de las cinco razones por las que amo MAD MEN.

Porque reinventa los años 60.
En Mad Men no se escuchan canciones de los Beach Boys, pero uno tiene la sensación de que aquí hay más años 60 que en un millón de partidas de ping pong de Forrest Gump. Esta serie ni siquiera pone un empeño significativo en mostrar los grandes acontecimientos de la época, las revueltas raciales, la victoria de Kennedy, la llegada del hombre a la luna o las putadillas entre rusos y americanos. Eso son sólo noticias de telediarios en blanco y negro, comentarios en el ascensor. Los 60 de Mad Men consisten en creer que fumar no produce cáncer, que beber whisky en el curro es más importante que ser puntual, que la basura se tira al campo o que sólo las busconas llevan bikini. El reverso tenebroso del sueño americano, sin nostalgia: es como dar la vuelta a un disco de los Beatles y que empiece a sonar la Velvet. Encima, además de mostrar esa realidad olvidada y ponértela delante de las narices para que te revuelvas en el sofá, Mad Men enseña cómo se forjó la mentira que la edulcoró, cómo nacieron los tópicos y los jingles que nos han hecho mirar atrás con cara de tontos, como la de Forrest Gump. ¡Fue la publicidad, estúpidos, y todos picasteis!

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