06 febrero, 2010

Con un seis y un cuatro (III). George Sprott.

Seth es un anacrónico señor que se viste como Al Capone y que dibuja tebeos sobre gente al final de su vida. El último de estos tebeos crepusculares (y el más famoso también) se titula George Sprott. 1894-1975 y fue considerado por la biblia Rockdelux como el séptimo mejor cómic de toda la década de los noughties. Hasta aquí las certezas; a partir de ahora, la duda. George Sprott (el tebeo) pretende ser el retrato definitivo, poliédrico y razonablemente indiscreto de George Sprott (el personaje), un decadente presentador de televisión local. Pretende, digo, porque no lo consigue. Seth es consciente de que toda biografía está llena de elipsis, y por eso su retrato se queda en agua de borrajas, termina siendo sólo una concienzuda selección de fragmentos de vida y testimonios, no más, y por supuesto nada definitivo. Ahí reside (creo) el primer y principal mérito de George Sprott (el tebeo). Pero la cosa mejora cuando el protagonista del experimento es George Sprott (el personaje). Por su condición de figura televisiva olvidada, famosa y desconocida al mismo tiempo, Sprott es un caso claro de lo lejos que pueden marchar vida pública y vida privada, la enorme distancia entre lo que inventamos sobre nosotros, lo que enseñamos y lo que nos llevamos a la tumba. Pero esto, ya digo, es lo que yo creo. Para ver lo que opina el anacrónico Seth hay que pinchar en "leer más", porque he colgado una entrevista buenísima.


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