13 enero, 2010

Diseño y muerte en Murcia.

Curioseando por el programa de actividades de Fotoencuentros (el PHotoEspaña de Murcia, cita ineludible) he dado con esta imagen de David Frutos: un panteón vanguardistas en el cementerio de Espinardo. La foto merecía el honor de aparecer en este blog por tres motivos. El primero, porque yo soy un devoto de las tumbas y las tradiciones que se actualizan. Celebro que alguien haya tenido la elegancia de construirse un edificio así de moderno para hacer algo así de antiguo: enterrarse. Si yo fuese San Pedro, a este individuo le ahorraba el Limbo y lo pasaba directamente al Cielo, por chulo. El segundo motivo es que soy de Murcia. En Espinardo nació mi padre, estudiaron mis amigos, se ha comprado una casa mi primo y están enterrados mis abuelos. Sólo de pensar que la próxima vez que vaya a verles podré acercarme a tocar este edificio hace que se me pongan los pelos de punta. Pero el tercer motivo es el mejor. Investigando, investigando, he descubierto que el arquitecto responsable de tan memorable proyecto es amigo mío del colegio mayor, de cuando una panda de murcianos nos vinimos a Madrid a hincharnos de cosmpolitismo. Se llama Manuel Clavel y, por lo que veo, desde la última vez que hablamos ha devenido en genio. ¡Enhorabuena, Manolo! ¡Se veía venir!
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