23 enero, 2010

Mi familia es rara (III). Diane Arbus.

En la mitología popular del arte es frecuente asociar infancias traumáticas, carencias emocionales o tormentos psicológicos varios con el desarrollo del genio. La ecuación "sufrimiento igual a creatividad" ha dado carta de legitimidad a grupos emo, pintores más o menos expresionistas, escritores de verbo inflamado y, sobre todo, entusiastas defensores del artista como ser excéntrico. Yo reniego de esta tendencia porque siempre he pensado que el trabajo es más importante que el talento, pero hay casos en los que me abandono a la tentación novelesca del mito. Me ocurre, por ejemplo, con Diane Arbus. ¿Habría sido esta mujer la fotógrafa que fue si no hubiera crecido en una casa de locos? Su padre era millonario putero, sus criados eran legión, su madre se pasaba el día fumando en la cama y a ella no le caía un abrazo ni por navidad. De tan rica que era, la pobre no se enteró de lo que era la vida, no sintió nada: ni dolor, ni amor, ni amistad, sólo los algodones entre los que se crió. Según todos sus biógrafos, ésa es la razón de que luego, cuando se hizo mayor y tuvo su cámara, le diera por irse a fotografiar deformes y marginados sociales: para meterse una sobredosis de emociones y compensar por tanta insensibilidad anterior. ¿Cuánto hay de tópico en este razonamiento? Como el debate es infinito, yo sólo aporto un dato más: su hermano Howard, que creció en el mismo ambiente, acabó siendo uno de los poetas más prestigiosos de Estados Unidos, premio Pulitzer de poesía. Pero él no se apellida Arbus, se apellida Neverov.
Para ver fotos de Diane Arbus sólo hay que pinchar en "leer más".
Artículo relacionado: Ich bin ein Berliner. Chico en un banco.




2 comentarios:

Alis dijo...

Soy totalmente contraria al mito del artista-genio y, por ende, a la idea de que talento y trauma o locura van indisolublemente unidos.
A menudo se explica la obra de un artista por medio de su infancia problemática o por una experiencia especialmente traumática, como queriendo decir que con ese trasfondo terrible su arte no podía haber sido de otra forma. Cuando oigo ese tipo de razonamientos, a mí me da por pensar en la cantidad de personas traumatizadas que hay -niños con padres alcohólicos, maltratadores o insensibles- que no acaban en los museos sino en las cárceles.
El mito del trauma -así como el de la soledad, la tristeza, etc.- como condiciones especialmente favorables para la creación no es más que eso; un mito.

Anónimo dijo...

Como todos los mitos, tienen su reflejo en la realidad. Pocas cosas hay indisolublemente unidas, y menos esto de artista-genio=infacia traumática. Pero es evidente que aveces, condiciones especiales o excepcionales en el sentido de que afectan a tus emociones personales, son un detonante a otra cosa que tienes dentro: el genio artísitico. Esto no queire decir que tu genio artísitico no surja solo o su detonate sean otro tipo de circunstancias. Desgraciadamente hay estudios que dicen que somos más sensibles a lo malo que nos ocurre que a lo bueno, pero como todo, es una generalización.