En Cracovia se dice que si tocas el badajo de la campana de la catedral y susurras un deseo, ese deseo se hace realidad. Dado que la campana lleva ahí desde hace cinco siglos y que el país ha sufrido todo tipo de humillaciones, se me ocurre que podemos sacar dos conclusiones: o bien los polacos sólo desean que les pisen, o bien el badajo no tiene nada de milagroso. Yo, personalmente, me inclino por la segunda opción porque pienso que un badajo ha de ser sólo un badajo, y no una varita mágica. Éste, además, tiene nombre: Segismundo, en honor a un rey polaco que ya murió. Es un nombre justo porque los reyes polacos muertos son los que más han escuchado sonar el badajo de Segismundo. Al fin y al cabo, todos están enterrados debajo de la torre. Me habría encantado tener la oportunidad de escuchar el sonido que este badajo hace, pero aquel día no tocaba y tuve que conformarme con pedir un deseo. Bueno, eso y sacar esta foto, que me gusta bastante.
14 octubre, 2007
El jinete polaco. El badajo de Segismundo.
Publicado por Rfa. a las 21:04
Etiquetas: El jinete polaco, fotografía
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
A mí, eso de llamar Segismundo nada menos que al badajo de una campana, como que me produce un poco de risa... Y esos sitios en los que inexplicablemente multitudes de personas cumplen con un ritual estúpido del tipo tocar el badajo de una campana o una estatua de un santo, pues me producen más risa todavía.
Justo hoy, en La Sexta, han emitido un documental sobre Cracovia.
El guía era Dareck. En fin.
Un saludo
Alis: Je, je, yo también me río contigo.
Á. Matía: ¿Darek como guía? ¿Por qué? ¿Porque es polaco o porque sabe mucho del mundo?
Publicar un comentario