05 marzo, 2007

Mis problemas con la felicidad.

Siempre he sentido una lástima injusta por los que tienen problemas gordos. Injusta, digo, porque de tanto como les compadezco acabo por negarles toda opción a la felicidad. Veo a un ciego y digo: “pobre”. Y si el ciego está contento, digo: “doblemente pobre”. Es como si sintiese que su alegría jamás podrá ser completa, que es una alegría trágica. He encontrado un vídeo que ilustra este problema mío con la felicidad, y quiero colgarlo aquí, en Mitte. ¿Tienen estos viejos motivos para cachondearse? Aunque suene a tópico, cuando lo veo no sé si reírme con ellos o ponerme a llorar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Leí una ve que dignidad es ver las cosas como son (entiende esto como quieras).
La felicidad (como algo visto en perspectiva) depende de quien la siente, de sus referencias (ummm, que palabra más bonita). Un ciego es feliz desde donde está, por así decirlo, igual que un anciano o cualquier otro.
La infelicidad, en cuanto a como lo planteas en el post, nos la encontramos cuando no somos capaces de asumir lo que somos, donde estamos, etc...
Y con asumir no me refiero a una actitud estática (o estóica) sino activa, de tomar las riendas de nuestra vida con las condiciones que tenga. Y todo esto, se relaciona con el autoconocimiento...
Ejem, pedazo de post, seguiría puntualizando, pero ahora no toca

Anónimo dijo...

Lo de saber dónde estamos y quiénes somos para ser felices me suena peligrosamente a conformismo.
Creo que una de las constantes del ser humano (y, diría más, lo que nos conforma como humanos) es el deseo, que implica infelicidad. Naturalmente, los animales también desean (obtener comida, reproducirse...), pero la diferencia entre ellos y nosotros es que sus deseos, como fisiológicos que son, pueden ser satisfechos.
En el momento en que los hombres empezamos a pensar, tuvimos deseos no sólo físicos sino psicológicos (no reproducción sino amor; no protección sino compañía), y ahí empezó nuestro drama de la infelicidad, porque esos deseos no pueden verse del todo satisfechos. Cuando uno se consigue, empieza otro, y así siempre.
No es el hecho de tener problemas gordos, como la ceguera o la vejez, lo que impide la felicidad de las personas. Yo diría que ésta nos es intrínseca, porque deseamos.
Sintiendo la trascendentalidad, ejem.

Anónimo dijo...

Ya, de acuerdo contigo, por eso lo del penúltimo párrafo, me autocito:
"Y con asumir no me refiero a una actitud estática (o estóica) sino activa, de tomar las riendas de nuestra vida con las condiciones que tenga. Y todo esto, se relaciona con el autoconocimiento..."
O sea, que hay que mover el culo. Y sí, de acuerdo también con lo de los deseos, lo de la pirámide de Maslow y todo eso, pero de nuevo para siempre hemos de partir de gún lado para llegar a otro: tan importante como conocer el destino al que vamos (o al menos a donde pretendemos llegar) es saber de dónde partimos y con qué contamos. A eso me refiero con el autoconocimiento y tal :)
De conformismo poco, ¿para qué sirve? con él no habríamos pasado de la rueda :P

Anónimo dijo...

¿Rfa., si saliera Jagger en el video (más o menos tiene su edada), dejarías de lado la posibilidad de "ponerte a llorar"?

Rfa. dijo...

A ver, vayamos por partes:
Magapola, no me compares al viejo tuerto del vídeo con Mick Jagger, por favor. A este tío lo han metido en un asilo porque molesta en cualquier otro sitio, y eso es una putada para él. Mick Jagger, por mucho que moleste (lo dudo, siempre habrá frikis como yo que le admiren, piensa en la pasta que la gente se gasta por verle cantar), tendrá el dinero para garantizarse una vejez digna o -al menos- más cómoda.
Vitro, tu pragmatismo me parece muy oportuno, pero siempre me ha dado miedo el autoconocimiento. ¿O acaso no jode saber dónde están los límites de uno?
Álex: ¿de verdad el problema está en que la capacidad de pensar nos trajo nuevos deseos? Yo más bien apuntaría que la capacidad de pensar nos hizo racionalizar demasiado los deseos viejos. Y echarlos a perder.
Y a todos los demás: ¿nadie tiene nada que decir sobre los Ramones, coño?

Anónimo dijo...

Tranquilo Rfa., no te extrañe si al viejo tuerto le ves un día en un anuncio con un poco más de maquillaje, entonces no sabrás distinguirle de cualquier otro viejo con pasta y asesor de imagen... pero con la misma dignidad.