22 noviembre, 2009

Ich bin ein Berliner. Sombrerero.

Cuando Alis se fue a vivir a Alemania, su profesor le dijo: "en Berlín, si no llevas un sombrero la gente pensará que estás loca". La anécdota, que ya es lo suficientemente significativa, gana enjundia si piensas que ocurrió antes de que H&M pusiera de moda los gorros para modernos. ¿Por qué será que los españoles, aunque somos una raza con propensión a la alopecia, conservamos un reparo pudoroso a la hora de adornarnos la testa? Tenemos tan poca imaginación para el cubrimiento que hasta nos hemos desecho del tricornio, uno de los más originales hallazgos de este país. Pero los alemanes... ellos no. Ellos han hecho del sombrero un arte, una disciplina y un signo de distinción. Por eso existe una profesión tan respetada como la de sombrerero, señor que fabrica sombreros. El de la foto me gusta porque, además de llevar su propia creación, tiene una pintilla de rabino que va muy a tono con la historia de la ciudad.
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