17 noviembre, 2009

Ich bin ein Berliner. Galeristas.

El arbol genealógico del arte es más sorprendente de lo que parece. Por ejemplo: puede que seas un artista urbano y que, inesperadamente, tu obra se exponga en galerías institucionales, al amparo de la subvención y de la palmadita estimulante del concejal de turno. O que pintes en el muro de Berlín protegido por los mismos poderosos que contrataron a Bon Jovi para que cantase en el 20 aniversario de la Reunificación. En contra de lo que presuponen los románticos, si tiras de la hebra del arte puede que no vayas saltando de genio en genio (como en la oca), sino que te encuentres muy pronto con el prosaísmo del ricachón, el político o el pedante. Y no seré yo quien lo censure, sino más bien quien lo señale con una foto. Siempre se dice que Berlín es el centro mundial del arte, que bla bla bla y que tracatrá, pero cuando vas a una feria como Art Forum, epicentro de ese centro, los que cuecen las habas no son artistas atormentados ni grafiteros con barba postiza, sino individuos tan elegantes como estos. El día que le enseñé la foto a mi amigo Walter, me dijo: "jejeje, lo único que puedo decir es que yo también tengo botines".
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