Como le pasa a todo el mundo, a mi también me dan ganas de hacerle fotos a los mimos, a los titiriteros, a los que hacen música con copas de cristal y a los que pintan cuadros en la calle. Pero me lo impiden mi sufrido sentido del trabajo y mi elitismo artístico: sería demasiado fácil, cualquiera puede hacerlo igual. Por eso, cuando veo a alguien que se gana la vida con su arte en la calle sólo le hago una foto si puedo sacarle desprevenido, sin la máscara pública y el bote para que eches dinero. A este señor me lo encontré en Kreuzberg, muy cerca de la casa donde solía vivir mi amigo Mikto Kuai, cuando ya se estaba apagando el día. Probablemente se había pasado la tarde tocando en el metro y estaba de regreso a casa. No tengo la más mínima idea del tipo de música que hacía, pero me gusta esa acumulación de elementos que tiene la foto, con el bajo, el radiocasette ochentón y la madeja de cables dentro del carrito. Por si alguien tiene alguna duda, este músico callejero no es el mismo que salió aquí mismo hace un mes.
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19 diciembre, 2009
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Publicado por Rfa. a las 7:00
Etiquetas: fotografía, Ich bin ein Berliner
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