El señor de la foto se tapa la cara, pero no importa. Lo que importa es que en la imagen hay mucho Berlín. Para empezar está la botella de cerveza encima de la cabina. En esta ciudad todo el mundo va por la calle bebiendo cervezas, y luego las botellas vacías son un tesoro que se vende por ocho céntimos de euro. Hay buscadores de botellas profesionales, armados con linternas, que rastrean las papeleras de la ciudad como detectives de tebeo. Y luego está el perro, colgado del cuello del señor que se tapa la cara. He oído contar que en Berlín, si tienes un perro, el gobierno te da una ayuda económica. No hay punki ni yonki que no tenga el suyo, perros siempre sorprendentemente bien amaestrados, perezosos, sucios y fornicadores. Y por último, está el señor que se tapa la cara. La foto se la hice en las escaleras del metro, en Kreuzberg. Allí esperaba a los viajeros para pedirles su billete. Luego los vendería, y con eso y lo de las botellas y lo del perro, ya tendría para salir adelante.
23 diciembre, 2009
Ich bin ein Berliner. Vagabundo.
Publicado por Rfa. a las 7:00
Etiquetas: fotografía, Ich bin ein Berliner
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1 comentario:
Muy buena foto y muy bueno el detalle de la botella. Me ha pasado en el aeropuerto de Berlín de sorprenderme por cómo la gente (que no parecían indigentes ni mucho menos) se desesperaba por una. Apenas dejé una botella vacia, una persona la recogió del cesto. Me pareció muy curioso y nunca entendí el motivo, aunque lo suponía, pero me encantó tu explicación..
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