03 junio, 2007

¡Viva la escritura automática!


Espero no ponerme pesada con el tema del surrealismo, pero me siento obligada a rendir tributo desde aquí a Remedios Varo.
Pintora española que vivió la mayor parte de su vida exiliada en Méjico, ha sido, como casi todas las mujeres que se relacionaron con el grupo surrealista, bastante olvidada por la historia del arte –que habitualmente la ha recordado tan sólo en la función de musa del tipo femme-enfant (mujer-niña) que Breton y sus secuaces le impusieron.
Mucho más que a ser musa, se dedicó a su obra, que comprende una pintura muy personal e imaginativa (que, todo sea dicho, a mí no me gusta mucho), y una serie de escritos que son los que motivan este post. Se trata, en su mayoría, de textos en los que pone en práctica las técnicas automatistas del surrealismo: escribir, en estados de trance o semi-sueño, lo primero que se pase por la cabeza, sin dejar que el estado consciente intervenga en lo que espontáneamente expresa el subconsciente. El resultado, frases tan locas como: “varios grupos de porteras suculentas corren velozmente hacia el oeste”.
Varo solía escribir cartas con este tipo de técnica, que luego enviaba a desconocidos cuyas direcciones elegía al azar en la guía de teléfonos.

Si leéis más, encontraréis un fragmento de una de ellas que me ha divertido especialmente.

Deseo consultarle algo. Este terreno sobre el que vivimos es sumamente volcánico (como usted ya sabrá). Uno de los miembros de nuestro grupo se encuentra en muy difícil situación a causa de la agitación volcánica del subsuelo. Siendo persona de escasos medios económicos, vive en una casa antiquísisma y desprovista de todo confort, aunque se beneficia, por otro lado, de gran espacio y un patio interior bastante amplio. Esta casa está situada en un lugar muy céntrico de la ciudad. Hace unos meses, empezó a elevarse por sí solo un pequeño montículo en el patio. Del montículo comenzó a salir un poco de humo y un calor intenso; después, y a intervalos más bien largos, pequeñas cantidades de lo que inmediatamente vimos con horror que era lava. No hay duda posible: se trata de un pequeño volcán que quizás en cualquier momento puede convertirse en tremenda amenaza. Nuestro amigo, que no cuenta con los medios necesarios para buscar otro alojamiento, desea que esto se mantenga en secreto, pues de otro modo sería expulsado de su casa, lo que haría feliz al propietario, que , con el pretexto del volcán, construiría en ese lugar un gran edificio dotado de calefacción central.
Ahora bien, nosotros hemos visto enseguida la posibilidad de hacer algunos experimentos con esta misma manifestación de la naturaleza. Rápidamente, entre todos construimos alrededor del volcán unas paredes y un techo para ocultarlo a las miradas del vecindario. Actualmente, este recinto sirve de cocina. La altura del montículo permite cocinar cómodamente sobre su cráter, y debo decir que es admirable para obtener chiche-kebab y brochettes en su punto.
Pero a pesar de los múltiples experimentos, no hemos podido incluir de ninguna manera las sustancias arrojadas por el volcán dentro de nuestros sistemas solares, ni tampoco utilizarlas de forma alguna dentro de nuestras prácticas.
Le ruego me comunique lo que sepa sobre esta materia lo más pronto posible, pues el volcán no ha crecido más de un centímetro por semana, pero no podemos saber qué sucederá en los próximos meses.
Temo que mi carta sea demasiado larga y, aunque desearía hablarle de otras cosas, en especial de la convicción que comparto con usted sobre la posibilidad de destruir los funestos efectos de la bomba de hidrógeno por medio de ciertas prácticas, dejo para otra ocasión de hablar de todo ello, si usted tiene la amabilidad de contestarme
.

5 comentarios:

Rfa. dijo...

Je, je. Me ha recordado mucho a aquella anécdota tan divertida de Alan Sokal, el sociólogo que escribía disparates con lenguaje científico y los publicaba en prestigiosas revistas. El texto de Remedios Varo también es muy divertido, pero no creo que sea automático en absoluto. Lo único que podría ser automático es el punto de partida, la idea de un volcán en el patio de la casa. A partir de aquí, todo está escrito con absoluta coherencia. El Surrealismo, querida Alis, fracasa en el momento en que trata de poner en práctica sus planteamientos. Es divertido, pero no consigue lo que pretende.
Y, por cierto: tú nunca te pones pesada. ¡Nos encantan tus recomendaciones!

Alis dijo...

Sabía que algún listillo (ejem) me iba a contestar que ese texto no es automático porque tiene coherencia.
Pues bien, listillo-Rfa.(ejem); te respondo, que los surrealistas daban por hecho que, tras recibir la inspiración de "lo maravilloso", uno podía tomarse la libertad de reescribir las palabras automáticas intentando reflejar el mensaje que el subconsciente había querido transmitir, de forma que éste fuera comprensible. De ahí que se tomen pequeñas licencias poéticas y de estilo.
Además, tampoco era cuestión de aburrir hasta a las piedras, ¿no?
A mí, personalmente, los juegos en torno al automatismo es de lo que más me interesa del surrealismo.

zaguero dijo...

Desde mi surreal punto de vista me ha gustado esto de darle forma a una pirada de olla que te venga a la cabeza, es una buena forma de llenar hojas y darle salida y freno a la vez, a una cabeza que vaya a trescientos por hora incluso cuando esta medio dormida. Es curioso, hace poco dije algo en sueños que me pareció sublime, mi pereza en el momento me impidió levantrme y escribirlo pensando en que lo recordaría más tarde, craso, crasísimo error.. moraleja: ten cerca siempre papel y lapiz, y no dudes en escribir.

María dijo...

Por fin alguien se acordó de Remedios Varo, yo lo iba a hacer un día de estos ¡te me adelantaste!
Mi cuadro favorito es el de "Mujer saliendo del psicoanalista", es increíble. Lo que desconocía era lo de Bretón y estas cartas tan surrealistas, una delicia.

Alis dijo...

Me alegro de que te gustara.
La verdad es que las mujeres surrealistas han sido siempre súper olvidadas. Se las divinizó por su sexualidad e impulsividad, que las relacionaba con el mundo del subconsciente. Pero ese papel de musas para los hombres hizo que su potencial creativo propio fuera ignorado.