Siempre me han llamado la atención los desiertos. Cuando era niño mis padres me llevaron al poblado del oeste que hay en Almería, y recuerdo que el paisaje me sobrecogió. Durante todo el camino miré desde la ventanilla del coche las montañas secas, peladas, llenas de indios. Aquel viaje se me quedó muy grabado y durante años he querido repetirlo. Pero no para ver pistoleros, sino para conducir por carreteras rectas y buscar lugares donde hacer buenas fotos. Fotos como ésta, donde apareciese el desierto que había llevado en mi cabeza desde crío. Un lugar en el que la vida se ha acabado y ya sólo quedan restos abandonados. Supongo que en el sitio donde la hice habría alguna vez una zona de recreo con un zoo y un picadero. Lo dicen los carteles que alguien clavó en el árbol. Pero cuando nosotros llegamos, todo estaba muerto y olvidado.
Hay otras fotos de Almería en Paisajes habitados. Tan siniestras y tan desérticas como ésta. Pero sólo quedan diez días, hasta el 2 de julio, antes de que las descolguemos de Artépolis.
23 junio, 2007
Paisajes habitados. Zona de recreo.
Publicado por Rfa. a las 21:49
Etiquetas: fotografía, Paisajes habitados
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2 comentarios:
Una magnífica idea con buenas fotografías. Enhorabuena por tu trabajo.
A mí lo que más me gusta de esta foto, aparte de la desolación del desierto, es la contradicción que supone el hecho de que haya una valla que haría imposible seguir los caminos que supuestamente señalan todos esos carteles.
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