Desconfío de las fotos movidas porque casi nunca sabes cómo te van a salir, y no me gusta abandonarme al azar. Pero eso no significa que sea idiota, claro: entiendo el poder expresivo del movimiento y recurro a él cuando creo que me puede ayudar. Me ocurrió, por ejemplo, en Berlín. Justo al lado de la Puerta de Brandenburgo hay un monumento al holocausto judío. El monumento, obra de Eisenman, es un bosque de pilares de hormigón que nadie sabe exactamente lo que representan. Hay quien dice que es un cementerio, pero otros piensan que es un campo de trigo. A mí, la verdad, me da un poco igual. Lo que me impresiona es que puedes abandonarte entre los bloques como en un laberinto. Esa sensación era la que yo quería captar con mi cámara, y por eso opté por una fotografía movida. Durante cinco o diez minutos disparé a cualquier persona que se cruzase conmigo para ver qué salía, pero el maldito azar no estaba de mi parte: todo eran fotos movidas que no decían nada. Hasta que, de pronto, apareció el niño de rojo y se puso a correr delante mismo de mis narices. Encuadré, disparé y me salió esta imagen. Y en cuanto la vi, supe que era la que estaba buscando.
Hay alguna otra foto de Berlín en Paisajes habitados. Pero que nadie se asuste, que ninguna está movida. Quien quiera puede comprobarlo en Artépolis hasta el 2 de julio.
4 comentarios:
A mi está foto me gusta muchísimo, primero porque parece una foto tanto en color como en blanco y negro, y me gusta esa dualidad, segundo porque puede parecer efectista, pero eso no es problema para mi si el efectismo está bien hecho, tercero porque adoro las fotos movidas, ejem, ya se pudo apreciar eso en otro blog, y cuarto porque en ciertas ocasiones me encanta jugar con el azar y así desmitificar el arte (¡aunque otras veces disfrute mitificándolo!). Pues mira, me he convencido a mi mismo: ¡me la quedo!
Je, je. Ya sabía yo que tú ibas a decirme eso, querido Mikto Kuai. Pero creo que no has explicado bien lo de "adoro las fotos movidas, ejem, ya se pudo apreciar en otro blog". El blog al que Mikto Kuai se refiere es Sindrogámico, un proyecto paralelo a mitte. Y las "fotos movidas" de las que habla son las que forman su estupenda serie de Alrededores. Durante diez semanas de invierno, cada viernes, Mikto Kuai nos entregó una sugerente imagen movida de sus "alrededores". Como él bien explica, jugaba con el azar y la poesía más espontánea. Y el resultado fue muy celebrado.
Éste tipo de fotografía movida, deja inventar la imaginación. El por qué quizás. O simplemente para cebarnos en sus defectos.
Aúnque el mensaje es claro. Salta la identificación.
Me gusta tu blog.
Besos.
Gracias, Coblenza. Ya has visto el vídeo de nuestra portada: hacemos este blog para que la gente no se aburra. Prometo visitarte...
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