21 junio, 2007

Paisajes habitados. Abdul y sus palomas.

Los retratos son siempre un arma de doble filo. Atrapar la personalidad de alguien con una imagen es, sin duda, una fascinante conquista para cualquier fotógrafo. Pero también es una condena para el modelo. Paradójicamente, una foto que aspira a captar la vida puede terminar disecándola. Ocurre, por ejemplo, con este retrato de Abdul. Abdul era un chico que conocimos en Fez. Estuvimos husmeando en su tienda de pañuelos y luego le pedimos que nos enseñase la azotea. Cuando subimos, nos encontramos una jaula llena de palomas. “¿De quién son estas palomas?”, le preguntamos. Y él, muy orgulloso, nos contestó que eran suyas. De hecho, me invitó a meterme dentro del palomar para poder admirarlas mejor. Y justo cuando los dos estábamos allí, en un espacio de dos metros y pico, rodeados por pajarracos que volaban a nuestro alrededor, se me ocurrió que aquel sería un magnífico retrato de Abdul. Y así fue. Esta foto es, probablemente, mi favorita de todo Paisajes habitados. Lo que más me gusta es que haya una paloma casi abstracta en primer término. Ese detalle introduce un elemento primitivo, el de la colombofilia, que a un turista sediento de pintoresquismo como yo se le aparece como la quintaesencia de lo marroquí. Pero en ese punto de vista es precisamente donde surge el problema. Por muy cómplice que sea la forma en que yo retrato a Abdul dentro de su palomar medieval, la realidad de este chico es completamente distinta. Sólo hay que pinchar aquí, en su blog, para comprobarlo. Si uno mira las fotos que ha colgado, verá que el mundo cotidiano de Abdul no tiene nada que ver con el de mi retrato. En lugar de criar palomas se dedica a montar en moto con sus colegas y a ensayar truquillos digitales. Mi reconstrucción del primitivismo marroquí es, por tanto, una impostura. ¿Qué puedo hacer con la foto, entonces?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá pueda ver la exposicion en directo! cada foto que has puesto trasmite algo y sobre todo esconde mucho... a veces se me queda corta la pequeña historia que acompaña a cada foto. muy interesante!
animo y suerte!
cousin.

Alis dijo...

Los estereotipos que llevamos en nuestro equipaje de viaje son peligrosos. Con ellos se construyen las Identidades asesinas (libro de Amin Maalouf que recomiendo a todo el mundo). Pero no tienes que preocuparte, Rfa. Tu foto es tan buena que te redime de sobra.

Anónimo dijo...

¿Domador y funambulista? Pues no, no me lo esperaba... Pero me quedo con ganas de haceros muchas más preguntas...

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Eso es lo mismo que un amigo mioamericano, que creia que en Andalucía vestiamos de tipo Romería Virgen del Rocio, llevamos patillas hasta la barbilla y todo el día dale que dale a las palmas y a la guitarra...son tópicos típicos ó tipicos tópicos...llámalos como quieras....la foto es chulísima..

Dejo eso para que no me llamen matagatos...(broma) Gracias por tu visita...voy a seguir leyendote. UN saludo desde Sanlúcar de Barrameda

Rfa. dijo...

jmariano: Me alegro de que te guste, pero mucho más de que la sigas. Si quieres, todavía tienes hasta el 2 de julio para venir a verla a Madrid. Sería todo un honor para mi, ya lo sabes.
alis: Si uno se aplica mucho, al final los viajes acaban con los estereotipos. Pero, por desgracia, si sigo diciendo frases como ésta, acabaré convirtiéndome en estereotipo yo mismo.
á.matía: Las preguntas siempre son bienvenidas aquí. Y las respuestas, como has visto, inesperadas. Me alegro de que nos visites.
manuel: El problema está cuando uno saca sólo la foto del tipo con patillas. A partir de ahí... peligro. Sigue visitándonos, porque pronto caerá una foto de Andalucía.

June Fernández dijo...

Supongo que depende de si tenéis una vocación más artística -de crear imágenes bellas, y ésta lo es mucho- o periodística -de reflejar una realidad-. Pero incluso en el periodismo casi todo es una impostura. Y si hay estereotipo, tampoco lo veo negativo en este caso. Al mirar una fotografía lo bonito es imaginar la historia que hay detrás, lo que evoca, no conocer la realidad. No veo el problema, vaya.