24 mayo, 2010

No somos nadie (X). Io sono l'amore, sexo cósmico y el escarabajo pelotero.

Desconfío de las escenas de sexo porque casi todas me parecen tópicas e innecesarias. Hay pocos directores capaces de contar algo nuevo con la secuencia de dos personas haciendo el tiki tiki. Quiero pensar que uno de ellos es Luca Guadagnino, autor de Io sono l'amore, pero no estoy seguro. La película tiene uno de los polvos más perturbadores que recuerdo haber visto. Un polvo cósmico: dos personajes retozando en mitad del monte mientras a su alrededor pululan los insectos. Planos cortos de pedazos de piel, libélulas, ombligos y escarabajos peloteros. El amor como parte de un mecanismo universal que hace avanzar el mundo, lo mismo a las moscas que a los humanos; no somos nadie, sólo un pedazo de instinto que se revoluciona en primavera y se aletarga en invierno. Me gustaría creer que eso es lo que quería contar Luca Guadagnino, obsesionado como ando por encontrar manifestaciones de Lo Sublime. Pero, como siempre me pasa, también sospecho que a lo mejor no es así. A lo mejor Luca Guadagnino es romántico en el mal sentido de la palabra y cree que el amor es un sentimiento redentor que sirve para vender colonia. De hecho, ahora que lo pienso, el polvo de su película tiene mucho de anuncio de perfume, como los que hace Isabel Coixet. Pero, como digo, mi problema es que desconfío de las escenas de sexo.

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