17 noviembre, 2008

USA. Hippie. (30)

San Francisco está lleno de locos. Es lo primero que percibes cuando llegas. Locos que hablan con las farolas, locos en la puerta del todo a cien, locos que se pelean con fantasmas, que gritan, que escupen, que te piden dinero o comida, que viven en cuatro baldosas desde hace veinte años. Casi todos son vagabundos, pero su locura llama más la atención que su pobreza. El fenómeno está tan generalizado que aparece incluso en las guías. Pero nadie se explica muy bien de dónde ha salido esa ida de olla. Algunos hablan del pescado contaminado de la bahía, donde hay carteles que avisan de que sólo se puede comer uno por semana. Otros dicen que fue culpa de Reagan. A nosotros se nos ocurrió que probablemente se debiese a los excesos de los sesenta, a esa hincheta colectiva de LSD, carteles fosforescentes y folleteo a indiscreción. Los cerebros que se frieron en las fiestas de Haigh Asbury todavía están cayendo, delirantes, por las cuestas de San Francisco. La foto me gusta porque asocia inmediatamente estos dos conceptos: hippismo y locura. Y porque me pirran las caras con tanta personalidad.
Hay más fotos de San Francisco y de Estados Unidos en mi fotolog. Cada día subo alguna nueva.

2 comentarios:

Alis dijo...

El fenómeno de los locos en San Francisco realmente llama la atención, porque homeless hay en todos sitios, pero locos tan locos y tan abundantes no. Y el hecho de que sean personas de todas las edades invalida cualquier explicación que le quieras encontrar al origen de esa locura como una cuestión generacional, como eso que dices de las drogas y el movimiento hippie.
Me pregunto si la causa será algún tipo de fenómeno atmosférico, como la famosa tramontana que tanto afectó a Dalí. O si, simplemente, todos los locos homeless del país emigran a California para disfrutar de una vida sin techo pero con buen tiempo.

chicoutimi dijo...

Qué interesante lo que contáis. Más aún si es tan frecuente y sois sin embargo vosotros los que me dais a conocer este rasgo de la ciudad.
La foto desde luego no tiene desperdicio. Atención por favor a esos piños!