Colonia es, para que nos entendamos, una especie de siesta de Buenos Aires. Cruzas el río en un periquete, haces la cola de la aduana para que te pongan en tu pasaporte el sello de Uruguay y ya está: olvidados quedan los atascos y las distancias inhumanas de la gran metrópoli porteña. La pequeña población de Colonia respira aires somnolientos de pescado y de puertos herrumbrosos, quizás demasiado turísticos pero imprescindibles para comprender el enorme abismo que supone el Río de la Plata. Este río no tiene orillas, tiene horizontes. En un horizonte, rascacielos; en el otro, niños que se pasan las horas muertas jugando con sus perros en la playa. La foto me gusta porque resulta deliciosamente veraniega. Cualquiera diría que allí, al fondo, hay una ciudad, un país, otro mundo. (Si a alguien le apetece seguir mirando, todas las fotos de Buenos Aires están colgadas a una calidad mucho mayor en mi fotolog).
13 agosto, 2008
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2 comentarios:
A mí me impresiona mucho pensar que ese mar es en realidad un río, pero sobre todo me gusta la extraña sensación que produce ese niño paseando a su perro, como si fuera un adulto, y hasta con un bañador de hombre que a él le queda grande.
disculpa que te corrija pero colonia es URUGUAY, NO ARGeNTINA
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