El gamberrismo es un misterio porque fascina y repugna al mismo tiempo. ¿Quién no se ha sentido sublime alguna noche, gritando en mitad de la calle para despertar a los vecinos? Y, al mismo tiempo... ¿quién no ha estado a punto de mear por la ventana para callar al borracho cantarín de turno? Esa curiosa paradoja se hace patente en el cine de Robert Rodríguez. Las películas que filma este tío son gamberradas tan zafias que deberían hacernos echar espuma por la boca, pero al final uno siempre termina perdonándole. Planet Terror, por ejemplo, es una gilipollez del calibre de la metralleta que la coja del cartel utiliza como pierna. Y, precisamente por eso, dispara tan fuerte que deja pasmado. Con un arranque demoledor y un final de vergüenza ajena, la primera parte de Grindhouse divierte y escandaliza a partes iguales. Yo, como ya estoy entrado en años, me quedo con la condena adulta y responsable. Pero reconozco que todavía hay un gamberro descerebrado en mi interior, y que el cabroncete se lo pasó teta viendo Planet Terror.
08 agosto, 2007
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4 comentarios:
Asi que qué chicos?Merece la pena pagar seis euros por verla en el cine o con descargármela del emule voy que chuto???
Un besote
Esta película sería una firme candidata de ser vista en una doble sesión de un cine de verano playero, con pipas, bocadillo, cigarrillos y un cojín para el culete.
No te gastes los 6 euros, Tamara. En el fondo, es lo mismo que Abierto hasta el amanecer, pero en lugar de vampiros hay zombis. Descárgatela, mujer, y espera a la de Tarantino.
deseándo de verla...yo también tengo dormido en mi interior a un gamberrillo.....saludos
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