10 septiembre, 2007

El guardián entre el centeno

El guardián entre el centeno es un libro excepcional.
Pero, ¿qué es lo que lo hace tan especial? Algo tiene que tener, cuando en USA causó tanta polémica que en su día llegó a estar prohibido, e incluso todavía hoy se da la paradoja de considerarse ilegal en algunos estados, y a la vez estar entre la lista de lecturas obligatorias de los institutos en otros. Algo de oscuro debe de haber en esta novela, efectivamente, cuando ha obsesionado a célebres delincuentes como Mark David Chapman, el hombre que tiroteó a John Lennon, o John Hinckley Jr., el que intentó asesinar a Ronald Reagan.
Sin embargo, aquello que hace este libro tan trastornador e inquietante va más allá de lo que en USA se le reprocha, es decir; el hecho de tratar temas escandalosos como las drogas, la prostitución o la violencia presentes en la vida de los adolescentes. Se trata, más bien, de una cuestión de fondo: es la fuerte misantropía que desprende, el agresivo individualismo del que hace apología, y la amoralidad sin complejos que demuestra el narrador aquello que suscita rechazo.
Concretamente a mí, estos elementos me impresionaron tanto que en todas las pelis, libros, exposiciones, etc. que han pasado por mi vida últimamente he creído detectar esos mismos sentimientos. De esas analogías en torno a El guardián entre el centeno voy a hablar en esta serie. Vosotros me diréis si están bien traídas, o si, por el contrario, están pilladas por los pelos, en cuyo caso podéis consideraros testigos de un nuevo ejemplo de obsesión maníaca provocada por el famoso libro de Salinger.

5 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

si estuvo prohibido en USA ...ahí podemos comprobar la doble moral americana..tengo que leerlo....saludos

Rfa. dijo...

Yo leí El guardián entre el centeno hace mucho tiempo, y casi no me acuerdo de nada. Me tomaré esta nueva serie, por tanto, como un ejercicio de memoria. Eso sí: recuerdo que en mi juventud lo de ser misántropo lo llevaba bastante a gala. ¿Quién sabe? A lo mejor aprendi con el libro de Salinger.

Anónimo dijo...

La individualidad como misantropía creo que es forzar o llevar a sus últimas y peores consecuencias al término, ¿no crees, Alis?

Alis dijo...

No digo que el individualista sea necesariamente un misántropo, pero en el caso del prota del libro se dan ambas condiciones. En cualquier caso, sí pienso que el individualismo (cuando es extremo) tiene un componente de desprecio, de prepotencia si quieres, de creerse superior al prójimo, y por tanto autosuficiente.

Walter Kung Fu dijo...

Con una segunda lectura uno piensa que esa evidente misantropía es consecuencia de la desorientación constante en la que se ve inmerso Holden, a veces patético pero un héroe al fin y al cabo.

Suerte con la serie.