Este año parece que Madrid vive sólo de las rentas. O lo que es lo mismo: de En la exposición, el puente entre pasado y presente llega con una de las obras emblemáticas de A pesar de esta última e irrisoria toma de conciencia, Ouka Leele demuestra en Pulpo’s Boulevard que todavía mantiene una de las marcas de la casa: el sentido del humor. La visita a su circo resulta deliciosa, divertida y muy instructiva. Ideal para tardes de lluvia, sábados intrascendentes o paseos en busca de inspiración y buen rollo.
A mí, que soy un romántico muy, muy crítico, me ha gustado más la chica de ayer que la de hoy. En el bulevar del pulpo han colgado las primeras fotos, cuando a Bárbara Allende Gil de Biedma todavía le daba vergüenza que la llamasen Ouka Lele (con una e, que la segunda vino más tarde). En aquella época formaba equipo, pandilla o lo que fuera con lo más selecto de la vanguardia del Rastro: Ceesepe, García-Alix y el Hortelano. Éste último, dibujante entonces y pintor hoy, es casi tan protagonista del circo como ella. Después de todo fue su marido, pintó el cuadro del que Bárbara sacaría su nombre artístico y –sobre todo- la acompañó en mil inspiraciones. Lo mejor del bulevar, por tanto, pasa por recrear esta fértil relación entre artistas veinteañeros, gamberros enamorados que se ponían el mundo por montera (y no es un decir). Se pierde la cuenta de las fotos donde aparece El Hortelano haciendo el ganso, en unos tiempos en que hacer el ganso era lo más moderno. Toda una lección de camaradería y de mutua estimulación que da gusto ver, sin duda.
20 octubre, 2006
Ouka Leele.
Publicado por Rfa. a las 23:21
Etiquetas: fotografía
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