Nunca he tenido claro si se dice "pasar inadvertido" o "pasar desapercibido". Sea como sea, en los dos casos se trata de una forma de no ser nadie. Una discreta afición que yo mismo practico (soy tímido, demasiado tímido) y que celebro en la obra de Willi Dorner. Este coreógrafo ha convertido el baile en una suerte de camuflaje urbano. Cuando llega a una ciudad, lanza una convocatoria para reunir voluntarios, los selecciona, los viste de colores, les tapa la cara con una capucha y los esconde por ahí. Justo lo contrario que Spencer Tunick, ése fotógrafo tan mediático que llena las plazas de gente en pelotas y sale en los titulares de todos los telediarios. Frente al nudismo facilón de Tunick, Willi Dorner practica una filosofía estética basada en la desaparición del cuerpo y su absorción por el entorno. De lo que se trata es de establecer un diálogo inesperado con los edificios y los sitios, con las papeleras, las paradas de autobús o los árboles de los parques. La vieja idea del cuerpo humano como medida de las cosas, pero aplicada tan a rajatabla que te da dolor de espalda. Para que quede constancia de las proezas imposibles de estos bailarines voluntarios, Willi Dorner cuenta con la ayuda de Lisa Rastl, una fotógrafa. Sus imágenes están en la página de Dorner, pero yo he subido un vídeo donde aparecen bastantes.
30 noviembre, 2010
No somos nadie (XXI). Willi Dorner y el elogio del camuflaje.
Publicado por Rfa. a las 12:19
Etiquetas: fotografía, No somos nadie, vídeo
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1 comentario:
Me gusta, sí señor. Y me hace pensar en los situacionistas, que también proponían un contacto más personal con el entorno de la ciudad.
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