03 septiembre, 2008

Cine de justicieros (y II). Tropa de élite.

He descubierto cuál es el talón de Aquiles del cinéfilo progre: Brasil. Todo lo que huela a Brasil hace que la coherencia intelectual del gafapasta se vaya a tomar viento. Por algún extraño motivo, la combinación en la pantalla de samba y fabela provoca un cortocircuito neuronal, una confusión de valores, un "no me he enterado de nada". Lo noté por primera vez hace algún tiempo, en 2002. Aquel año todos los que fueron a ver Ciudad de Dios creyeron que habían visto una crónica documental de la miseria en Río de Janeiro, cuando lo que en realidad les habían proyectado era un videoclip de tiros. El progre, cuya tendencia natural es la intolerancia hacia la estética de la violencia, manifestó una insólita condescendencia con los disparos y las persecuciones de la cinta de Meirelles. ¿Por qué? Por el factor Brasil, que le nubla la mente. Ocurrió entonces y ha vuelto a ocurrir con Tropa de élite. Esta película no sólo se ha estrenado en todos los cines favoritos de la progresía, sino que además llega con el espaldarazo intelectualoide de la Berlinale. Si a eso le sumas que es una historia de fabelas... ¿cómo va a ser capaz el pobre gafapasta de distinguir la cruda realidad? Allí donde este sesudo cinéfilo cree ver una nueva denuncia de la injusticia social, lo que en realidad hay es un escalofriante panfleto fascista. Menos mal que estoy yo para traer la luz. Básicamente, el verdadero mensaje de Tropa de Élite es que frente a la corrupción policial y la delincuencia en las fabelas sólo hay una opción: hostias, hostias y más hostias. Ni abogados, ni políticos, ni nada: hostias. Hostias repartidas por el justiciero más chungo de Brasil, el capitán Nascimiento.

6 comentarios:

Alis dijo...

Prefiero pensar que el mensaje de Tropa de élite está lejos de ser ese puramente fascista del que hablas, y que en realidad está encubierto con sutilidad. ¿Sutilidad en esta peli de tiros tan bestia? Pues sí. Yo pienso que esa voz en off diciendo todo el tiempo lo bueno y lo justo que yo, el Capitán Nascimento, soy, mientras lo que se ve en la pantalla son atrocidades, quiere generar precisamente un sentimiento de contradicción en el espectador. Es decir; que aunque el discurso explícito de la peli sea uno (el del narrador, el de "los buenos son los que pegan a los malos"), pienso que el discurso implícito es otro, cuyo mensaje es precisamente el contrario.
Tampoco estoy de acuerdo con lo de que Ciudad de Dios es un videoclip superficial. Precisamente, tener un ritmo frenético y estar filmada como una auténtica peli de acción americana es el mayor valor de esa peli, pues así se evita el victimismo y la obviedad del típico filme social. De nuevo, sutilidad bajo la forma de una peli bestia.

Rfa. dijo...

Ay, cuánto optimismo rezumas, querida Alis. Es posible que tengas razón y que el verdadero propósito de Tropa de élite sea tomar conciencia de la degradación absoluta e irreversible que experimenta la sociedad brasileña. Pero hay que ser muy bienpensante y, sobre todo, que ese bienpensamiento sea lo suficientemente agudo como para captar todas las sutilezas de la película.
Si te paras a analizar Tropa de élite cuidadosamente, te das cuenta de que todas las piezas encajan para que el mensaje sea fascista. Tomemos, por ejemplo, el nombre del justiciero protagonista: Capitán Nascimiento. Este señor no se llama Antonio, ni Pepe, ni Carlinhos. No. Este señor se llama Nascimiento, que es un nombre bastante peculiar. A mí Nascimiento me suena a buenas noticias, a un cambio, a un despertar, a frescura, a un segundo advenimiento frente a la miseria de las fabelas. ¿Y cuál es ese despertar, esa nueva forma de ver la vida? Hostias. Si no se es tan optimista como tú, Alis, si se queda uno en lo que realmente le están contando, es tentador hacer esta lectura de la película, ¿verdad?
Eso sí: reconozco que el cinismo del personaje, como bien dices, introduce la esperanza de que todo sea simplemente un ejercicio pesimista. A mí la película me gustó porque está filmada con pulso y porque analiza con lucidez admirable los vericuetos de la corrupción. No voy a dejar de disfrutarla por ser fascista, igual que no dejo de pasármelo pipa con el cine de acción de Hollywood. Pero no quería dejar de llamar la atención sobre la particularidad de que, en el fondo, Tropa de élite no está tan lejos de títulos como, pongamos, La Jungla 4.0.

n. dijo...

Pues estoy bastante de acuerdo con Alis. No creo que Ciudad de Dios sea únicamente un videoclip de tiros porque, por las mismas, podrías calificar de la misma manera muchas películas de Scorsese, como Uno de los nuestros. No todo el cine social tiene que tener la hondura y la amargura de (por poner un ejemplo cercano) Estación central de Brasil, y es probable que el mensaje llegue a mucha más gente cuando lo vistes con velocidad y explosiones, aunque así pueda parecer mucho más superficial.
Con respecto a Tropa de élite, me ha planteado las mismas discusiones que he tenido los 6 últimos años con 24 y los "peculiares" métodos de Jack Bauer, bastantes cercanos a los del "bueno" de Nascimento. Quizás un valor de la película sea plantear este tipo de contradicciones, de nuevo estoy totalmente de acuerdo con el planteamiento de Alis.

Clark Kent dijo...

Jaja! "El factor Brasil", qué bueno. Oye, tío, La Jungla 4.0 a tope, ¿no? Ésa sí que no engaña. Es un canto de rebeldía ante la invasión extranjera del clásico cine de acción norteamericano. Bruce, camiseta sudada en el pecho, lo resumió todo cuando le soltó ésto a Maggie Q tras arrearle una buena yoya: "Me cago en el kung fú".

Yo no tengo nada más que añadir.

NáN dijo...

Querido Rfa., nunca te había visto no tan injusto (ser injusto es un derecho al que no pienso renunciar), sino tan alejado de la realidad.

Porque varios "progres" que han ido a ver la peli me han dicho que es la peli que mejor cuenta la realidad degradante a la que se ha llegado (hostias, hostias y más hostias), y está muy bien contarlo. Porque el fascismo, amigo, es creer que unos "profesionales" se encargarán de las molestias y mirar para otra parte. Y esa tropa de elite estaba siendo ya muy aplaudida en Brasil (y fácilmente exportable).

Que cuenten así, desde dentro, que solo son hostias, hostias y hostias como las que dan los otros, me parece una perspectiva acojonantemente buena.

La primera piedra levantada en el muro contra ese fascismo.

Rfa. dijo...

Creo que n. ha dado en el clavo cuando ha comparado Ciudad de Dios con Scorsese. Efectivamente, la manera en que Meirelles retrata a las bandas de delincuentes de las fabelas recuerda mucho a películas como Uno de los nuestros. Pero... ¿a alguien se le ocurriría, después de ver la peli de Scorsese, tomar conciencia social sobre el problema de la delincuencia en Nueva York? A mí, desde luego, no. Y por eso encuentro sorprendente que sí haya que hacerlo después de ver Ciudad de Dios. Lo que quiero decir es que la película de Meirelles tiene muchos más tics del nuevo cine de gangsters que de cine social, y que si uno quiere interpretarla como alegato social, lo mismo debería hacer con Casino o Infiltrados. Simplemente quería llamar la atención sobre esta paradoja. Los que me leéis sabéis bien que estoy en contra de casi todos los prejuicios intelectualoides, tanto los positivos como los negativos. Igual me aburre que se critique el fútbol como me aburre que se sobrevalore la profundidad social y el compromiso de Ciudad de dios.
Respecto a Tropa de élite (que, por cierto, está escrita por el mismo guionista que Ciudad de Dios), opino algo parecido. Es una muy buena película, pero si la analizas detenidamente te das cuenta de que termina por resultar ambigua. No me extrañaría que triunfase entre el público que devora las sagas de John McClane o John Rambo.