21 febrero, 2008

Marruecos. Chilaba en Essaouira.

La primera vez que viajé a Marruecos me impresionó que todo el mundo llevase chilaba. Y, más aún, que se pusiesen la capucha. Las capuchas siempre me habían parecido un complemento de adorno que cuelga sobre la espalda, pero que en realidad nunca usas. O, al menos, que no usas habitualmente. Y nada más desembarcar en Tánger, descubrí que allí es perfectamente normal que los señores caminen embozados, a veces con la cara completamente oculta. Es una imagen poderosa que me sugiere misterio y antigüedad. En esta foto, además, el efecto fantasmagórico se duplica al proyectarse la silueta del señor sobre la pared. Tal y como yo lo veo, ninguna de las dos figuras es más real que la otra, las dos me parecen el mismo espectro.

Para acceder a otras imágenes de Marruecos, se puede echar un ojo a mi fotolog.

4 comentarios:

Alis dijo...

Aquí también llevábamos (llevabais) capas. Fátima Mernissi cuenta cómo en los años 50 era súper revolucionario que una mujer llevara chilaba, un artículo reservado a los hombres, los cuales por cierto se la ponían sólo en público. Las mujeres lo que solían llevar era el qamis, una especie de camisola larga que las cubría enteras, y en público se envolvían con un manto.

yusef dijo...

Pero es que ¡nada como la chilaba! Probad, probad...

Rfa. dijo...

Yo tengo cuatro chilabas en casa y no puedo vivir sin ellas. Mi favorita es una negra, bastante gruesa, que me compré en Marrakech hace tres o cuatro años. La uso mucho en invierno, porque abriga mucho y es comodísima. Y a veces, hasta me pongo la capucha.

NáN dijo...

Detrás del espectro y su sombra, están esas dos ventanas oscuras, como dos ojos desde donde se mira con impunidad. Creo que esas ventanas potencian la tenebrosidad de una foto inquietante. La luz que cae brutal no sirve para decirnos nada, salvo lo poco que en realidad vemos.