Llegamos a Marrakech en un amanecer húmedo. El viaje de regreso había comenzado dos días antes, en el desierto. Primero, en camello. Luego, en una furgoneta de españoles donde suplicamos un hueco por caridad y por compatriotas. Y finalmente, en un frío autobús que atravesó el Atlas durante la noche, sin sueño. Cuando llegamos a la Plaza de Djemaa El Fna hacía tres días que no nos habíamos lavado. Llevábamos la cabeza envuelta en pañuelos, como los tuaregs que habíamos conocido. Era muy temprano y todo estaba desierto. Subimos a la terraza de un hotel, pedimos un café y aprovechamos para asearnos en el lavabo. Desde allí se veía despertar la ciudad, manchada de charcos. Empezó a chispear y el café se nos mezcló con la lluvia y la roña que caía de nuestra propia piel. Fascinado por el perezoso movimiento de la plaza, me escapé un segundo a hacer alguna foto. Pero la lluvia arreció y era muy difícil mantener la óptica seca, así que sólo me dio tiempo a disparar un par de veces. Esta foto me gusta por el juego geométrico que hay entre el eje del minarete y las esferas de la rueda y su reflejo.
Para ver otras imágenes de Marruecos, como siempre, también se puede visitar mi fotolog.
28 febrero, 2008
Marrakech. Plaza de Djemaa El Fna.
Publicado por Rfa. a las 18:31
Etiquetas: fotografía, Marruecos
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2 comentarios:
El título puede confundir, porque esa es la Kotubia y el paseo que hay junto a ella, no es la plaza.
Aparte de eso, la foto es realmente atractiva y sirve de contraste de la "modernidad" (chunga) con respecto a las que has puesto anteriormente.
Quizás tengas razón, NàN: lo que se ve en la foto es el minarete, la Kotubia, y no la plaza. Pero te aseguro que la foto está hecha desde la plaza, con un teleobjetivo. En estos espacios tan grandes, uno nunca tiene muy claro dónde está el principio y dónde está el final, ¿verdad?
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