18 diciembre, 2007

Imágenes de Toulouse (I). Gilbert Garcin.

Uno de los lugares más interesantes de Toulouse es el Château d'eau, la antigua torre de aguas que ahora funciona como centro de fotografía. Allí tienen una asombrosa biblioteca llena de libros de fotos, y cada cierto tiempo organizan exposiciones. Este invierno, el autor cuya obra han recopilado es un entrañable ancianito llamado Gilbert Garcin. Un señor que, cuando se jubiló hace quince años, decidió convertirse en fotógrafo. Y menudo fotógrafo. En principio, sus imágenes tienen todos los ingredientes para aburrir: Monsieur Garcin sólo hace fotos de sí mismo, y encima les pone títulos tan chungos como La ambición, La promesa de Dios o Mirada a la pintura contemporánea (véase ejemplo). No obstante, cuando uno contempla su obra atentamente, se da cuenta de que éste no es un fotógrafo pretencioso. Sus imágenes no aspiran a explicar el sentido de la vida, sino que se conforman con ilustrar los habituales conflictos del alma. Son pequeños poemas de una simplicidad fascinante, construidos a partir de microcosmos inventados y autorretratos recortados (con tijera). Alis me contó que ella ya había leído sobre Garcin en El País, pero a mí me pilló por sorpresa y me dejó encantadísimo. Fue, sin duda, una gran lección de fotografía. Quien quiera ver más fotos, puede visitar su página.

3 comentarios:

Walter Kung Fu dijo...

Mal recuerdo haber leido algo, pero gracias por hacerlo presente. Respecto mucho a la gente que hace cosas a una edad avanzada, con calma, sin ambiciones, por amor al arte.

Cuando tenga tiempo, parece que hay que preparar las Navidades, echaré un ojo al resto. Sin prisas.

Alis dijo...

A mí también me gustó el hecho de que hubiera empezado a hacer arte tan mayor. Pero lo que más me gustó fue que en esta era de perfeccionismo digital el tío hiciera sus fotomontajes con tijeras y pegamento. Una auténtica lección de sencillez.

BRUNO dijo...

En general suele resultar admirable quien se sale de su disciplina. La fotografía en concreto ya nació con un punto raro, químico, moderno incluso cuando retrataba boxeadores ridículos. Quizá, por eso mismo, la foto artística sigue resultando suficiente para muchos fotógrafos. O esa sensación tengo yo. Pintores y músicos parecen más dados al eclecticismo ¿no? No sé,la verdad, con la era digital a veces parece que el ordenador será e único límite de todos los artistas, Lo cual es un poco chungo porque los límites son muy estimulantes para crear cosas interesantes.