Este fin de semana fui al cine a ver una película sobre astronautas. Se titulaba Interkosmos y era un falso documental sobre los planes de la RDA para colonizar otros planetas. Reconozco que me aburrí un poco, pero aun así me gustó mucho cómo reflejaba la soledad del astronauta. Había dos protagonistas, una mujer y un hombre, que viajaban en cohetes diferentes. Estaban enamorados el uno del otro y mantenían conversaciones larguísimas, a través de la radio, en mitad del espacio. En la película estas conversaciones se escuchaban sobre un plano de la Tierra grabado desde la nave, y era desolador. Los astronautas siempre me han parecido una figura trágica, tan solos y abandonados ahí arriba. A raíz de Interkosmos he estado pensando y he descubierto que muchas las aventuras espaciales que más me gustan son historias de astronautas tristes. Algunas de esas historias están aquí ahora, en estos vídeos. Empezando por la que vi este fin de semana, claro.
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2 comentarios:
A mí me ha recordado a esas imágenes de Goodbye Lenin sobre la infancia de Alex, el protagonista, en que se disfraza de cosmonauta, que no astronauta, porque eso es lo que quiere ser de mayor. ¡Qué bien supo aquella gente fabricar un perfecto sueño colectivo!
En Sindrogámico también se habla de astronautas.
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