23 julio, 2008

Buenos Aires. Pasea-perros.

El tópico dice que tener un perro encerrado en un piso de 30 metros cuadrados es una salvajada. ¿Y qué contesta el porteño? Que si le pagas a un tipo para que lo saque de paseo, la cosa cambia. Sobre todo si también saca al perro de tu vecino del quinto, y al labrador del edificio de la esquina, y a Bobby, y al pastor alemán de ese ejecutivo tan elegante que aparca el coche justo en el mismo parking que tú, y a Danko. Los pasea-perros de Buenos Aires son tan típicos que hasta aparecen en las guías. Pero como en España no los tenemos, yo me dedicaba a perseguirles con la cámara para sacarles fotos con sus rebaños caninos. Para ver otra imagen, hay que pinchar en “leer más”. Y para ver ésta a un tamaño mucho más atractivo, hay que pinchar aquí y saltar a mi fotolog.


2 comentarios:

Walter Kung Fu dijo...

¡Dankito!

NáN dijo...

No sé quién es Dankito, pero sí sé que la foto primera, sin cabeza, me gusta mucho más que la segunda. La inclinación del cuerpo del "pastor" produce una especie de vértigo.

En cuanto al "costumbrismo" que nos enseña, le he llamado pastor, pero con esa productividad no me gustaría ser perro y que me sacaran así, como en un ganado apretado. ¿Qué pasa cuando un perro quiere pararse a a hacer su caquita? ¿Y cómo van a oler un árbol y ponerse todos a mear en él?

Los sacan a la calle, sí, pero es como si estás en una cárcel y te sacan 30 minutos a un patio diminuto.

Me parece una costumbre cruel.