En Buenos Aires los autobuses no se llaman autobuses: se llaman colectivos. Y más que parecer autobuses, lo que parecen es taxis porque todos están personalizados por sus conductores. De hecho, el arte de decorar carrocerías de colectivo con pintura de colores alegres está tan arraigado que incluso se editan libros para turistas. Esta foto me gusta precisamente porque transmite la sensación de que hay una relación estrecha entre conductor y pasajera, como si fuese un taxi. De hecho, cada vez que la veo me da por pensar que ella está llorando, y que él escucha su historia.
Hay otras fotos de Buenos Aires aquí, en mi fotolog.
Artículo relacionado: Ich bin ein Berliner. Conductor de tranvía.
18 julio, 2008
Buenos Aires. Autobús.
Publicado por Rfa. a las 7:30
Etiquetas: Buenos Aires, fotografía
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3 comentarios:
¡Gran foto! También pensé que la pasajera pudiera estar llorando. Parece que retratas una situación típica de un confesionario.
Una duda, ¿es casualidad que las fotos estén publicadas a las 7:30?
Yo he pensado lo mismo!
Como siempre, tus fotos me gustan, pero las historias que cuentas sobre ellas todavia mas.
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