23 mayo, 2007

Somos débiles. El ángel de Salzillo.

Somos débiles. Creemos que hemos meditado nuestros gustos, pero la realidad es que nos dejamos llevar por impulsos irracionales. A mí, por ejemplo, me sucede con este ángel. Es una escultura que lo tiene todo para horrorizarme. Y, sin embargo, me produce una intensa emoción.
En primer lugar, es la obra de un fanático. Salzillo, el tipo que la hizo, estaba tan colgado con la religión que hasta le nombraron Inspector de la Inquisición. Y no queda ahí la cosa, porque encima es una escultura hortera. Hortera, además, desde el momento mismo en que se hizo: cuando Salzillo la esculpió... ¡hacía un siglo que el barroco se había pasado de moda!
¿Entonces? ¿Por qué me gusta? Muy sencillo: porque cuando era pequeño, mi madre colgó esa misma foto en la pared de mi habitación. Y desde entonces, el Ángel de Salzillo evoca mi infancia más inocente. Crecí mirando esa cara todos los días, pensando que representaba la perfección. En Murcia hay una leyenda que dice que ni siquiera la hizo Salzillo, que fue el mismo ángel el que vino por la noche a tallarla. Y yo, por muy exigente que me haya vuelto, sé que hay algo dentro de mí que todavía se lo cree. Así que cada vez que la veo, me digo con resignación: “somos débiles”.

5 comentarios:

Alis dijo...

Ego te absolvo... tendrás que rezar al menos un par de padrenuestros para redimirte de esta debilidad, que no es pecata minuta, ¿eh?
Por cierto; ¡me parece una crueldad lo que te hizo tu madre!

n. dijo...

Como buen burraco que soy en temas de arte siempre he identificado a Salzillo con las imágenes de Semana Santa, que pese a parecerme interesantes por todo lo que las rodea, nunca me han despertado demasiado interés a nivel artístico(no me imagino gritándole "¡guapa!" a una talla). Y coincido con Alis, tampoco me imagino mi adolescencia con semejante imagen vigilándome desde la cabecera, eso es una crueldad :)

Rfa. dijo...

En absoluto creo que fuese una crueldad lo que mi madre me hizo. Con el paso del tiempo he aprendido a considerarlo, más bien, un favor. Y es que hay matices en esta historia que no se pueden pasar por alto. Como, por ejemplo, que el ángel apenas tiene significado religioso para los murcianos. Todo el mundo lo conoce allí, simplemente, como "el ángel de Salzillo". O sea, que si hay alguien a quien se adora aquí, es al escultor, a Salzillo mismo. Y yo no me atrevería a subestimar el impacto que un matiz como ése pudo haber tenido en la tierna mentalidad del niño que fui. Al poner la imagen de aquel "ángel de Salzillo" en mi habitación, mi madre me estaba diciendo (no sé si a propósito) que los artistas, a veces, pueden llegar a despertar tanta devoción como los santos. Hay mucho de la persona que soy ahora en esa idea tan simple.

Anónimo dijo...

Hola a tod@s!!!!

¿Así que el angel de Salcillo lo tenías en tu habitación? Mmmmmmm... a mi tampoco me parece tan terrible tener esta imagen. Lo terrible son los critos sangrantes o las vírgenes llorosas con puñales en el corazón. El angel este más bien tira hacia lo pop (como todos los ángeles y sus cuadros). Además se trata de la androginia personificada, de una de las imágenes más genéricamente ambiguas que jamás podréis contemplar. Aun recuerdo mi viaje al museo Salzillo en Murcia y al guía lanzando un largo discurso destinado a ensalzar la extrema ambiguedad del angel. ¿Es masculino? ¿Es femenino? ¿Es las dos cosas a la vez? En serio, parte de la fama del angel en cuestión se debe a esto. Lo que me lleva a pensar en por qué Salzillo no se condenó a sí mismo a la hogera como buen inquisidor tras perpretar la cumbre imagienrística de la ambigüedad. Hubo otra circunstancia que hizo que aquel viaje a Murcia se convirtiera en algo imborrable para mi. Y es que llegando a dicha ciudad impactó contra el autobús en el que viajábamos un chico en ciclomotor, que resultó muerto de tal accidente. Yo no vi nada y la verdad es que no recuerdo haber sentido horror ni pena ante lo que ocurrió... más bien lo que sentía era algo así como incredulidad, la incapacidad para que mi mente aceptara que en un momento fugaz una persona se había estrellado contra el autobús y había muerto, sin que notáramos nada hasta que no paró el autobús unos segundos después y cundió la noticia. Ahora que lo recuerdo con la distancia de los años, si que se une cierto horror a esa incredulidad congelada en la memoria.

joriol dijo...

Solo decir que Salzillo y su Angel pertenecen a una escuela, La Napolitana. Si vais por Napoles lo comprobareis en los numerosos retablos que alli existen.
Asi que a viajar, que solo estudiando no se aprende tanto.
Saludos de Campos