07 febrero, 2011

No somos nadie (XXIX). Todos somos Mark Zuckerberg.

Hace algunas semanas, los tíos del Saturday Night Live invitaron al programa a Jesse Eisenberg, el actor que ha interpretado a Mark Zuckerberg en La Red Social. Y para sorpresa del mundo entero, cuando estaba haciendo el monólogo inicial le colocaron al lado a otros dos Zuckerbergs: el de verdad y un imitador. Tres diferentes versiones de una misma persona discutiendo sobre cuál es la mejor manera de ser esa persona. Jesse Eisenberg opinaba que para ser Mark Zuckerberg basta con poner el cuello tieso y hablar a trompicones, mientras que el imitador pensaba que con decir "soy Mark Zuckerberg" ya es suficiente. ¿Y qué piensa el Zuckerberg de verdad? Nada, porque a él ni siquiera le preguntaron. El Zuckerberg de verdad ya no es nadie porque lo han eclipsado sus réplicas más mediáticas. Lo han devorado, le han arrebatado el derecho a ser como le dé la gana. Ahora, si el Zuckerberg de verdad quisiera parecerse a sí mismo tendría que estirar el cuello y hablar como un robot, como el Zuckerberg de La Red Social. Si no, alguien podría decirle que es un impostor. Desde mi punto de vista, lo escalofriante de todo este asunto es que nadie se libra de esa misma esclavitud, que todos estamos sometidos a las expectativas de los demás. "Tú eres así", te dicen un día, y ya no te queda opción a ser de otra forma. En mayor o menor medida, todos somos Zuckerberg.

3 comentarios:

jmariano dijo...

Cuanta razón tienes Rafa. Me ha parecido una reflexión super interesante y realista. He seguido algo de la historia de Mark y en muchas ocasiones he tenido la sensación de que está viviendo algo demasiado grande, algo para lo que es dificil estar preparado. Las personas tenemos derecho a evolucionar, pero siempre seremos criticados por ello. Es ley de vida.

Clark Kent dijo...

Qué cierto es esto, tío. Uno es quien los demás creen que es.

Por cierto, Oscar Martínez es Emilio Aragón aunque él luche contra este destino. Lo sentimos, Oscar.

mikto kuai dijo...

Yo estoy en parte de acuerdo (porque sí es cierto que todos en mayor o menor medida padecemos esa esclavitud). Digamos que social y subrepticiamente nos enseñan a ver a alguien (incluidos los yo) como los demás creen que es. Hay que romper esas cajas de cristal fino.

Para mi una persona es en el momento, el resto, lo que fue ayer o más atrás son puros estados, y se convierten en eso, en estados pasados, de los que se aprende y se evoluciona, por supuesto.

Sin educación no hay futuro. Sin evolución no hay avance. Si la sangre no circula, no avanza, deja de ser (perece). Con la dificultad que es educar, aprender y evolucionar. Pero nadie dijo que esto iba a ser fácil. Sin duda, no somos nadie. Somos todos.