Esta semana se ha inventado y se ha entregado el I Premio Internacional Don Quijote de la Mancha. Ahora que en Estados Unidos hay más hispanohablantes que en la mismísima España, los españoles teníamos que hacer algo para compensar por la pérdida del protagonismo lingüistico internacional; había que demostrar al mundo, rápido y claro, que podremos ser menos pero seguimos siendo los dueños morales de este idioma. Y como ya nadie presta atención al Premio Cervantes de la RAE, se han sacado de la manga este nuevo Don Quijote, que supuestamente reconoce la labor en defensa del español. A mí las cuestiones políticas me tocan un poco el pie. Lo que de verdad me llama la atención es el trofeo en sí, la copa. El pobre Lula da Silva lo miraba por un lado, lo miraba por el otro y decía: "¿qué carajo es esto?". Ja, ja, ja. En contra de lo que dicta la tradición más aburrida, la escultura del Premio Don Quijote no es lo que anuncia ser; no sigue los pasos de los Óscares, los Goyas, o las Conchas de oro y plata, sino que es una obra autónoma firmada por Manolo Valdés, una pieza que nada tiene que ver con Cervantes ni con las flacas estatuíllas que se llevan los turistas de Toledo. Se llama La Lectora, es una cabeza hecha un lío de libros y viene con un poemilla de Vargas Llosa. Otro día escribiré sobre Manolo Valdés, que me gusta bastante; hoy sólo quería celebrar que el arte haya salido en la primera página de los periódicos, aunque haya sido de refilón. ¡Viva!
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14 octubre, 2008
La Lectora del Premio Don Quijote.
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2 comentarios:
A mí me descolocó mucho leer en los titulares que le habían entregado este nuevo premio de la lengua española a Lula (¿pero es que Lula se dedica a hablar en español en la intimidad, o qué?). Había que leer la noticia para entender que se había premiado su intención de que todos los chavales brasileiros aprendan español como tercer idioma.
Por cierto, me irrita muchísimo que se quiera legitimar cualquier acto relacionado con la lengua mediante referencias quijotianas. ¿Cuántas ferias del libro, certámenes literarios, congresos de la lengua... se han celebrado supuestamente en recuerdo del Quijote? Cuando se usa tanto un símbolo al final se le vacía de sentido y éste deviene en mero icono anecdótico. Porque, señores, a mí me gustó leer el Quijote de pequeñita, pero tengo que reconocer que con el paso de los años cada vez significa menos para mí. ¿Tendrá algo que ver esa apropiación del símbolo por parte de todo tipo de instituciones? Yo creo que sí.
Tengo que ver más la tele, porque no me entero de nada.
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