Los artistas son gente rara. No se parecen al resto de los humanos. Mientras una persona normal se preocupa por aparcar el coche o conseguir la tarifa plana más barata, ellos se dedican a excentricidades. Como, por ejemplo, mover cosas que están quietas. ¿Se puede hacer que un cuadro tenga movimiento? Parece una tontería, pero da para toda una exposición en el Reina Sofía. Lo[s] Cinético[s], se titula. ¿Y qué exponen? De todo. Por un lado hay cuadros trampa que provocan efectos ópticos parecidos al movimiento. Marean un poco y parecen la típica lámina alucinógena, así que no los recomiendo. También hay otras obras, como las de Jesús Rafael Soto, que te obligan a moverte a ti. Y luego están los robots, las esculturas móviles, los mecanismos artísticos. Éstos son los mejores: un montón de maquinitas que hacen ruidos extraños y que parecen sacadas del trastero de un mecánico jubilado. Mi favorita, la de Jean Tinguely: un mastodonte oxidado que se despereza con estruendo. No es la que sale en el vídeo pero se parece bastante. Aunque sea una excentricidad, es maravillosa y hay que ir a verla.
16 abril, 2007
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2 comentarios:
Para mi fue muy divertido darme un baño entre los cables colgantes...
A mi me gustó la exposición, pero me pareció un tanto deslabazada. Empieza como una revisión cronológica del arte que busca el movimiento y de repente se centra en artistas conteporáneos latinoamericanos sin que se entienda muy bien por qué.
Además, me desilusionó enormemente que no se permitiera tocar aquellas obras cuya razón de ser radica precisamente en ser accionadas por el espectador. Aunque entiendo que esa prohibición obedece a criterios de conservación, es un total contrasentido. ¿Sería la solución acompañar el original guardado en vitrina de una réplica que se pudiera "usar" como el artista planeó originariamente?
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