10 abril, 2007

Cuando Cristo se convierte en un títere


Con motivo de la semana santa se ha representado en Segovia la obra de teatro El Misterio del Cristo de los Gascones, que, en palabras del Señor Presidente de la Junta de Cofrades, deberá “conseguir que Segovia tenga a partir de ahora su propio auto de Semana Santa con características singulares y con raíces muy unidas a la tradición”.

Lo que hace tan “singular” a esta iniciativa es que la pieza teatral en cuestión tiene por protagonista nada menos que a Cristo. Y como secundarios, la Virgen, María Magdalena y San José. Todos personas de carne y hueso, menos el Mesías, que por una vez no “se hizo carne”, sino madera: Para su personaje se usó una reproducción del alucinante Cristo articulado de los Gascones conservado en la Iglesia de San Justo cercana al acueducto.

Esta talla, rodeada de las más variadas leyendas populares, es increíblemente inquietante. Cuando uno se acerca a la urna en la que está guardado impresiona, como toda escutlura románica, por lo que tiene de fantasmagórico, por sus formas tan esquematizadas y su aspecto no humano y atemporal. Cuando uno se apercibe de que, para más inri (lo de INRI me ha salido sin querer, lo juro), esta escultura tiene los brazos y hombros articulados por medio de bisagras, su aspecto resulta todavía más extraño. Pero cuando uno se imagina la escenificación de la Pasión que en la Edad Media se hacía con este cristo colgado del techo de la iglesia, cual marioneta, sobre los pasmados (y supongo que aterrorizados) feligreses, la cosa ya adquiere tintes de pesadilla.

Pues bien; el Cristo de los Gascones is back. El grupo de teatro Nao d’Amores ha hecho el remake de la curiosa performance medieval, siendo la obra resultante calificada (por ellos mismos, no por mí, que yo no tengo tan mala leche) de “visión metateatral” y de “brechtiana”. Desgraciadamente, nos hemos perdido la representación. Habrá que escribirles para que el año que viene nos den otra oportunidad de ver a su cristo-títere. Aunque, de seguir así las cosas, no tendremos que esperar un año entero para presenciar tal cosa.

Por cierto, ¿no tiene esa imagen algo de irreverente? Y perdón por el exabrupto político.

1 comentario:

Rfa. dijo...

El Cristo de los Gascones mola porque lleva al extremo la teatralidad de la liturgia católica, una de mis debilidades cristianas. Hay que estar en la iglesia de San Justo, con sus pinturas románicas recién descubiertas, para tomar conciencia del impacto que la marioneta tendría sobre los parroquianos de hace ochocientos años. Debió de ser un espectáculo memorable.
Respecto al hecho de que hayan recuperado el títere, no creo que sea más digno de escándalo que, por ejemplo, una procesión. ¿Para qué se esculpían las imágenes barrocas? Para que las sacasen en procesión, ¿no? Pues lo mismo pasa con este Cristo: si se hizo para representaciones teatrales, que se use para representaciones teatrales. Yo me cortaría el pelo por ver una.