03 abril, 2011

Anuncios que dan mal rollo (II). Dolce & Gabbana.

Hubo un tiempo en que la felicidad vendía. Si abrías una revista y veías un anuncio donde aparecía alguien sonriendo al lado de una hamburguesa, felicidad y hamburguesa se convertían automáticamente en binomio indisoluble; comprendías que lo uno dependía de lo otro y te ibas al burguer a por un menú Whoper porque tú también querías ser feliz. Los anuncios que más calaban eran los que exaltaban el hedonismo de forma casi irresponsable, y el único atisbo de mal rollo que se veía en la tele era algún que otro cura vegetariano. Pero ay, ahora todo ha cambiado y los agoreros son mayoría. El otro día, cuando abrí el periódico, me topé con esta campaña de Dolce & Gabbana. Ni rastro de sonrisas contagiosas, ni de señores que bailan mientras se afeitan, ni de volteretas en la playa. Sólo dos pijas cabreadas que parecen a punto de pegarte en la cara con un bolso de encaje. ¿De dónde sale tanta ira, señores de Dolce y Gabbana? Se me ocurren dos explicaciones: o bien las tendencias publicitarias han cambiado, o bien los pijos han decidido tomar la calle. Yo, personalmente, soy más de la segunda opción. Me da que ustedes los ricos se han hartado de tanto quejica, tanto mileurista y tanto pringado en paro como yo y quieren callarnos la boca a golpe de bolso. "¿Querías pasta?", me dicen, "pues toma hostia pret-a-porter!" Y lo peor es que a 500 pavos que debe de costar el bolso, la hostia me sale a un euro como mínimo. Tal y como está el patio... ¡lo mismo y vuelvo a por más!

1 comentario:

Alis dijo...

Nada de eso... Yo, lo que veo en ese anuncio, es una apropiación descarada de la iconografía y la estética de las revueltas del mundo árabe.
Una demostración más de la infinita capacidad del mercado para frivolizar, reinterpretar, reubicar, y finalmente apropiarse de cualquier figura, imagen o idea que tengan a mano.