Heligoland es una isla del mar báltico que en la actualidad pertenece a Alemania, aunque a lo largo de la historia ha pasado también por las manos de Dinamarca e Inglaterra, y en un futuro no muy lejano dejará de pertenecer a nadie, porque el mar al parecer se la está tragando a marchas forzadas.
Durante la II Guerra Mundial los nazis la utilizaron como base naval, y aquello se convirtió en un cementerio cuando en el 45 los aliados decidieron quitarse ese pequeño grano en el culo a base de bombazos. Desde entonces, la isla pasó a pertenecer al Imperio Británico, que la utilizó como base científica y militar. En abril de 1947, con la excusa de demoler las instalaciones militares nazis y desactivar las bombas que todavía pudieran quedar en activo, los ingleses organizaron una gigantesca explosión que aún hoy se recuerda como el British Bang.
La finalidad de aquel genial zambombazo que entró en el Libro Guinness de los Records como “la mayor explosión no nuclear de la historia”, era al parecer puramente científica: estudiar los efectos sísmicos derivados de la explosión desde las estaciones sismológicas del Norte de Europa. Sin embargo, los habitantes de la isla, que habían sido previamente evacuados, estaban convencidos de que lo que los británicos querían era borrar su isla de la faz de la tierra, y de paso quedarse con los tesoros que, se decía, escondía en sus profundidades. De hecho, algunos estudiosos habían situado en Heligoland nada menos que la legendaria Atlántida de la mitología griega. Para estar seguros de que no les robaban lo que era suyo, unos cuantos pescadores, desoyendo la prohibición de acercarse a la isla hasta que hubiera pasado el peligro, acudieron a las pocas horas del Bang en busca del tesoro.
No se sabe si lo encontraron, ni si murieron descalabrados por algún cascote, pero la leyenda de la isla Heligoland continúa. Y los arqueólogos de todo el mundo siguen buscando la Atlántida. De hecho, periódicamente celebran los “Congresos Internacionales Sobre la Atlántida”, de los que han salido los llamados “24 criterios para la localización de la Atlántida”. Pero estos criterios de búsqueda no hablan de tesoros, sino que dan informaciones mucho más precisas, como “los elefantes estaban presentes en la Atlántida”, “las rocas en la Atlántida eran de varios colores: negro, blanco, y rojo”, o el nada desdeñable dato de que “cada 5º y 6º año, sacrificaban toros”.
Que Indiana Jones nos asista. Ya, ni los mitos son lo que eran.
26 febrero, 2009
Curiosidades de una tesis. Heligoland.
Publicado por Alis a las 14:21
Etiquetas: Curiosidades de una tesis
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3 comentarios:
Maravillosa historia. Apuesto a que aquellos pescadores desobedientes son ahora invitados de honor en algún banquete de rabo de toro. ¡Qué envidia!
Bueno...curiosa historia, pero como buena historiadora usted debe citar, a pie de página y debidamente, sus fuentes, para dar pie a la diatriba de algunos encorvados y sesudos colegas rebatan de medio a medio su entelequia...¿No fue Zeuxis, el Velázquez de la Antigüedad, quien acuñó aquello de zapatero a us zapatos? La Atlántida está en Thera, para los amigos Santorini, creía que usted ya lo sabía...Aun así, bien está que toque usted todos los palos, pero no olvide leer a Platón...
He dicho
Bueno...curiosa historia, pero como buena historiadora usted debe citar, a pie de página y debidamente, sus fuentes, para dar pie a la diatriba de algunos encorvados y sesudos colegas rebatan de medio a medio su entelequia...¿No fue Zeuxis, el Velázquez de la Antigüedad, quien acuñó aquello de zapatero a us zapatos? La Atlántida está en Thera, para los amigos Santorini, creía que usted ya lo sabía...Aun así, bien está que toque usted todos los palos, pero no olvide leer a Platón...
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