Dicen que el viaje en realidad no existe. Que, vayamos adonde vayamos, nos quedamos en casa, porque siempre transportamos una pesada carga en nuestro equipaje: nuestro imaginario. Nuestros recuerdos sobre un sitio o los que otros nos han contado, las fotos de los catálogos y las guías de viaje, la literatura y el cine de tal o cual país… Quizás creamos que vamos a visitar un lugar nuevo, pero en realidad sabemos muy bien lo que nos vamos a encontrar; o al menos será eso lo que veamos. Nos vamos pero nos quedamos, porque con nosotros viaja nuestro imaginario.
Por eso se dice que no hay viajes de ida y vuelta, sino sólo de ida: exportamos con nosotros un imaginario pero nunca nos traemos otro distinto de vuelta. En el fondo, es como si no nos hubiéramos ido.
Esto, aplicado al mito del Spain is different, sol y playa, fiesta y siesta de los setenta, es la novela de Daniel Sueiro, Solo de moto. Editada por un loco de la velocidad que decidió hacer una colección de novelas sobre motos, Gas Editorial, e ilustrada por el dibujante de la movida Víctor Aparicio, Solo de Moto nos cuenta el viaje de un mecánico madrileño que un sábado de agosto al salir del curro decide coger su Ducati y bajar zumbando a Torremolinos. Está harto de la ciudad y va a ponerse las botas con las suecas en bikini, va a correrse la juerga padre y a ser el moreno ardiente que le han dicho que es. Por fin, tras kilómetros y kilómetros de sudar, maldecir y tragar polvo en la N-IV, nuestro macho-man llega a la meta. Pero ya es domingo. Está atardeciendo, y tiene que volverse pitando a Madrid para fichar en el curro, puntual, el lunes. Así que maldice de nuevo, y se promete que la próxima vez.
Se va sin haber visto ni una sueca. Pero no duda que están ahí.
Los viajes, como decía, son sólo de ida, y en realidad es como si nos hubiéramos quedado en casa.
23 febrero, 2009
De viajes y suecas en bikini.
Publicado por Alis a las 18:39
Etiquetas: literatura
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Estoy absolutamente de acuerdo contigo. Por más que intente remediarlo, yo también soy un viajero que busca ideas preconcebidas. Llego al destino, busco la tienda de postales y luego busco los sitios y los personajes que salen en esas postales. Y experimento un placer indescriptible cuando llego a uno de los pocos sitios cuya foto aparece en la Lonely Planet, la guía con menos fotos del mundo.
Me temo que nos pasa a todos. Aunque creo que durante el viaje hay momento donde todo se normaliza, como el españolismo y las suecas.
Es curioso, nunca me había parado a pensarlo, pero tienes toda la razón! Al viajar no buscamos conocer, sino reconocer, porque siempre vamos a sitios que ya hemos visto antes.
Leyendo tu post he pensado que uno de mis próximos viajes será a un sitio que no conozca de nada y del que no tenga referencias, a ver qué pasa. (La pregunta es...¿me atreveré?)
¿Y qué sitio será ése chicoutimi? Personalmente me cuesta mucho no encontrar tópicos e ideas preconcebidas aunque sea un lugar desconocido.
Pues no sé...puedo simplemente poner el dedo en el mapa y ver qué sale, jeje.
Y luego hay sitios de los que no tengo una idea forjada y que podrían valer, como Chipre, o Malta, o Liechtenstein...y aparte están los países de los que no me sé ni el nombre...(he de reconocer, no sin vergüenza...)
Y luego están todos esos sitios que no son recónditos ni desconocidos, pero que no han sido víctimas de procesos de exotización como en el caso de España o del Oriente.
Pienso, por ejemplo, en Polonia. Cuando un verano decidimos pasar allí nuestras vacaciones todo el mundo nos preguntaba: ¿Polonia? ¿Por qué carajo se os ha ocurrido ir a Polonia? A nadie le entraba en la cabeza porque no tenemos un estereotipo de "lo polaco" en nuestro imaginario, y entonces simplemente parece que allí no hay nada que ver.
Por ejemplo! Sería también el caso de, quizá, Bulgaria o Eslovaquia, por pensar en destinos que provocaran reacciones similares.
Difiero,
Difiero porque a mí nunca me ha pasado que recuerde, la única idea preconcebida que transporto es la de si es un lugar frío o no, y cosas así; el resto es siempre diferente y nuevo; y la mayor parte de las veces a peor porque los medios de comunicación nos presentan siempre destinos de ensueño donde todo es alegría y éxito(suecas incluídas) y luego te sueles decepcionar un poco de tanta mitificación.
Pensar en las decenas de miles de inmigrantes que llegan a Italia y a España totalmente engañados, por ejemplo, aunque estos viajes no sean muy del caso del tema abierto, sí son ejemplos de imaginarios hechos añicos.
Publicar un comentario