Si miras a una persona desde muy, muy cerca, al cabo de un tiempo podrás ver su mente. Pero tiene que ser muy cerca, que si no, no sirve. Hay que hacerlo como en Keane (2004), una estremecedora película sobre gente sola. El director, Lodge Kerrigan, la ha filmado sin separar la cámara más de un par de palmos de su personaje. Y juro que, a fuerza de acercarse, ha conseguido meterse dentro. Como era de esperar, una vez dentro sólo se ha encontrado fantasmas. Pero bueno, esa es otra historia. Lo importante es que ha quedado claro que se puede filmar la mente de una persona sin recurrir a las ñoñerías autocomplacientes de Michel Gondry o al burdo truco de la voz en off. En terminos estrictamente cinematográficos, ése es el gran hallazgo de Keane. Y lo demás, como ya decía, es un espeluznante viaje al corazón de la mente. ¡Protagonizado por la pequeña Miss Sunshine!
16 mayo, 2007
Keane.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
We're glad that you liked our blog; I'm just afraid we don't write it in English...
Thank you for your visit Biby cletus!
¿Se parece esa técnica de primerísimos planos a la que usaba Dreyer en la Pasión de Juana de Arco? Porque el rostro arrobado de Juanita constantemente en primer plano generaba angustia y desazón al espectador, de eso no hay duda; pero qué le voy a hacer, a mí la peli me pareció un tostón...
Uy, Dreyer. Sólo con oir ese nombre me entra rigidez de cuello, Alis. Demasiado denso para mí, me temo.
Pero tu comentario me incita a introducir un matiz. En realidad, Keane no es una película de primeros planos. Más bien es una película donde la cámara se sube a la chepa de la gente. En lugar de mirar a los ojos del protagonista lo que hacemos es asomarnos por su oreja para ver cómo es su cabeza por dentro, ¿comprendes? O, para decirlo de una forma muy gráfica: en esta película salen más las patillas que el bigote. Y queda estupendo.
Publicar un comentario